Es acerca de las decisiones, acciones y discursos inmortales de Winston Churchill en días críticos, los cuales fijaron su lugar en la historia y cambiaron el destino del mundo.
Si Dunkirk fue la película bélica donde Christopher Nolan nos llevó a ser testigos de la operación «Dínamo», con la que se rescataron a muchos de los soldados que habían quedado atrapados en la bahía homónima de Francia, Darkest Hour viene a ser su contexto: qué estaba sucediendo en ese momento durante el comienzo del mandato de Winston Churchill como primer ministro británico y que lo llevó a tomar la decisión de concretar esa operación. Dirigida por el londinense Joe Wright (Pride & Prejudice), esta lleva su impronta británica de manera inamovible.
Estando atravesados por épocas de premiaciones, obviamente hay que hablar del trabajo de Gary Oldman en el mencionado rol. Sin duda es lo mejor del la película: no sólo por cómo se logró personificar físicamente al político británico, sino por cómo el actor logró sacar lo mejor de su origen inglés para representar los diferentes estados de ánimo, actitudes y exaltaciones de su personaje. Y, aunque la figura central sea él, el resto del elenco demuestra un gran profesionalismo en cada una de sus actuaciones. El trabajo de Kristin Scott Thomas como Clementine Churchill termina por desarrollar a una mujer que se vuelve el cable a tierra y, por muchos momentos, el sostén del protagonista. También tenemos a Lily James (Baby Driver) como Elizabeth Layton, la redactora y secretaria de Churchill, un personaje callado, pero que lo acompaña y termina siendo ese vínculo que encontrará nuestro personaje principal con una voz juvenil, cercana a las ideas de un ciudadano.
Al ser un film que es un 100% histórico y político, hallaremos un relato basado totalmente en pláticas, debates y discusiones, lo que puede generar situaciones de mucha lentitud. Sin embargo, esta dilación e intensidad de diálogo podría pasar a un segundo plano si uno logra adentrarse en la historia y a interesarse por las peculiaridades del protagonista.
Si hablamos de los aspectos técnicos, sin lugar a duda son impecables. Grandes planos y una muy buena fotografía, que mantiene una prolijidad y pulcritud bien propia de muchos directores y producciones del Reino Unido. El trabajo de recreación y la construcción de escenarios también está muy bien presentada. Pero lo que más se puede recalcar de Darkest Hour es el gran trabajo con la iluminación, en muchas de las escenas como pieza clave, sea por medio de la oscuridad, de luz que parecería ser natural y juegos con luces rojas.
Con más cosas a favor que en contra, Darkest Hour es una cautivadora película histórica, muy bien contada y visualmente atrayente, con muy buenas actuaciones y una gran puesta en escena. Si disfrutan de producciones sobre historia contemporánea, contexto bélicos y políticos, no duden en verla.
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