Un misterioso paquete llega a la casa de los Piers, uno sin remitente que trae consigo a un muñeco llamado Chucky. Nica y su madre Sarah creen que llegó por error y, sin saber qué hacer con él, lo tiran a la basura. Esa misma noche comienza el terror.
Volvió Chucky en forma de «entrecuela», término usado por el director Bryan Synger para referirse a X-Men: Days of Future Past, el cual le calza a la perfección a esta nueva producción del muñeco maldito. Ubicada después de Child\’s Play 3 y antes de las paródicas Bride of Chucky y Seed of Chucky, la película es una vuelta a las raíces, no solo a las del terror sino también a las del origen del propio personaje.
Realizada por el guionista de la original, Don Mancini, se nota el respeto y profesionalismo con el que está filmada, intentando salir del gore por que si y de darle un toque estilístico a lo que sabemos está por venir -la secuencia de la cena esta muy bien realizada, por ejemplo, en un clara referencia al juego de la ruleta rusa-. Pero ese envión inicial decae con el correr de los minutos, tal vez porque el suspenso no se puede sostener debido a que todos sabemos quién es Chucky y de lo que es capaz, por lo que estirar demasiado el misterio en el que están sumergidos los protagonistas resulta contraproducente y se torna un poco aburrido.
Se agradece que estos y las relaciones entre ellos salgan de los cánones de jóvenes intelectualmente débiles listos para ser masacrados o familia tipo que lucha por sobrevivir, elección que le da un poco de aire fresco a las interpretaciones, destacándose Fiona Dourif, hija de Brad Dourif -la voz y cuerpo humano de Chucky en toda la saga-, que le da a Nica credibilidad y sustento dramático que en el genero del horror es difícil de encontrar y siempre es bienvenido. El punto más flojo de la producción, no obstante, es la parte técnica, con unos efectos apenas dignos y un diseño de Chucky que levantó algunas polémicas entre los fans, todo esto debido seguramente al acotado presupuesto del proyecto.
La película repunta en el último tramo donde se desarrolla lo más interesante sobre su origen y la conexión con las demás entradas en la franquicia. Una vuelta de tuerca que engancha y suma en forma positiva. Para los desprevenidos hay escena post-créditos que sacara alguna sonrisa. Curse of Chucky es una vuelta decente, que no se destaca en ningún apartado y deja la sensación de ser más un ejercicio de nostalgia hacia los fanáticos que una producción para captar nuevos públicos. No va a ser recordada como un clásico del horror pero tampoco es una vergüenza como lo fueron Jason X, la remake de Nightmare on Elm Street o tantas otras que pululan por la cartelera argentina periódicamente. Por eso solamente merece la oportunidad de verla y disfrutarla sin pretensiones, quizás hasta mirando de reojo los rincones oscuros de la habitación.
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