Esta vez, la nubecita de lluvia no es el querido oso embarrado que usa un globo para subir al panal. No, esta vez la nube es real, está sobre Londres. Tiñe al cielo de gris y ese niño que un día compartía aventuras con su peluche, hoy es un adulto agobiado por las responsabilidades y parece haber olvidado todo lo que alguna vez vivió en el bosque de los Cien Acres. Ewan McGregor se une al osito más famoso para hacer Christopher Robin, una de las películas más tiernas del año.
Sin lugar a dudas, Winnie The Pooh es uno de los personajes infantiles más conocidos y entrañables de Disney. Creado en 1926 por A.A. Milne, el osito de peluche tuvo varias adaptaciones, desde películas animadas hasta cortos e incluso una biopic sobre el autor y el verdadero Christopher (Goodbye Christopher Robin), estrenada en 2017. Pero a diferencia de esa versión, esta película nos cuenta la vida del personaje ficticio, de ese niño que se vio obligado a crecer de golpe y dejar a sus amigos de la infancia. Primero el internado, después la guerra. Ya no queda nada de ese niño que una vez fue, ni tampoco de lo que solía pensar, de ese razonamiento básico y al mismo tiempo lógico. La película, dirigida por Marc Forster, nos muestra lo que nos pasa a todos: al crecer perdemos la inocencia, pero también la capacidad de sorprendernos, de emocionarnos por las pequeñas cosas. Pero lo más destacable de esto es que no lo hace como golpe bajo ni recurre a la nostalgia excesiva para provocar una reacción. Su fuerte está en mostrarnos este mundo de adultos desde la lógica de Pooh, y como sus pensamientos simplistas y descabellados hacen que ese adulto recupere una parte de ese niño que solía ser.
Ewan McGregor es de los actores más multifacéticos que podemos ver hoy en día y este papel parece estar hecho a su medida. El arco del personaje está impecablemente escrito y en las casi dos horas de película podemos ver como de a poco, con pequeñas sutilezas, la expresión le va cambiando. Pero quizás lo más destacable es que, a pesar de estar acompañado por los personajes más tiernos de Disney, en ningún momento pierde el protagonismo. Esta secundado por Hayley Atwell que interpreta a Evelyn, su esposa, personaje que por momentos parece quedar un tanto relegado pero que es una pieza fundamental en la narración de la historia, y la actuación de ella es más que correcta. Bronte Carmichael es Madeline, la hija del matrimonio, personaje que hace que suceda la mitad de la historia y está hermosamente interpretado.
Pero sabemos que los verdaderos protagonistas son esos queridos personajes con los que tantas generaciones crecieron. Es inevitable no emocionarse ante la ingenuidad de Pooh (Jim Cummings), o reír con la angustia de Igor (Brad Garrett) o la ansiedad de Tigger (Cummings). Pero lo notable es que realmente parece que podemos abrazarlos, la animación es casi perfecta, se puede notar hasta el paso del tiempo en los peluches. Al elenco de voces también se sumaron Nick Mohammed, Peter Capaldi, Sophie Okonedo, Toby Jones y Wyatt Dean Hall.
Veremos a Christopher pelear con los Efelantes y Wartas, a Tigger cantar su canción, a Pooh siendo torpe y provocando desastres, a Puerquito muerto de miedo y a Igor siendo Igor. Una historia que emociona, que hace reír, que nos recuerda a una época más simple y feliz. Una película que puede ser disfrutada por aquellos que crecieron con los personajes, así como por aquellos que no los conocen. Una aventura que merece ser vivida en el cine.
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