Manolo está en plena crisis de mediana edad: su matrimonio está al borde del caos, la rutina de su trabajo le resulta insoportable y la comunicación con sus dos hijos y con la vida misma es nefasta. Sin embargo, el destino lo lleva a cruzarse con Antonio, un chico canario de 15 años enfermo de cáncer pero con una vitalidad muy contagiosa.
La temática de chicos con cáncer ha sido utilizada bastante tanto en televisión como en el cine para generar golpes bajos y sentimentalismo a base de sufrimiento e injusticia. ¿Qué hace entonces que la película de Paco Arango sea diferente al resto? Una sola cosa: su tono en general. Así como el pasado enero la película Amor por Siempre, protagonizada por Kate Hudson, tomaba una temática similar, el tono de Cambio de Planes se basa en el lado positivo, en vivir todos los días como si fuera el último, de disfrutar cada momento. Claro, hay escenas que no pueden evitar caer en lugares típicos del tema, pero una dirección amena y un elenco más que agradable hacen que la película resulte una moderada historia con moraleja incluida.
Diego Peretti, un abonado a las historias gallegas -hace poco se estrenó Fuera de Juego con su protagónico como principal baza- es el casi protagonista principal en la que retrata a Manolo, un hombre en sus cuarentas que lo tiene todo pero a la vez, no tiene nada: un trabajo rutinario, unos hijos problemáticos, una hermosa esposa que lo engaña y demás. Lo usual. El problema llega cuando a raíz de un accidente debe acudir al hospital, en donde por obra del destino conoce a Antonio, un adolescente bastante pícaro que padece cáncer. Habrá más de una coincidencia (llámese magia, llámese destino -como bien lo anticipa su título original, Maktub o \’estaba escrito\’-) y los caminos de Manolo y Antonio no pararán de cruzarse, cambiando la vida de ambos y enseñando valiosas lecciones a los protagonistas.
El guión del director Paco Arango denota ciertas limitaciones, pero hace que la película funcione porque se transmite adecuadamente al espectador. Su humor es sencillo y sin una pizca de malicia, amable y constructivo, por lo que eventualmente uno termina encariñándose con los personajes y la historia. Hay también un dejo fuerte a un cuento navideño lleno de poesía, porque se desarrolla en ea época del año y porque la cena de Nochebuena acaba siendo muy familiar, en uno de los momentos álgidos de la trama. Arango también baraja un variopinto grupo de personajes que interactúan muy bien entre sí, comenzando con el apático y ganso Manolo de Peretti, el impredeciblemente arisco Antonio de Andoni Hernández, la fortuita relación entre la cada vez más sexy Aitana Sánchez-Guijón y Goya Toledo, el hilarante dúo octogenario de Amparo Baró y Mariví Bilbao, y hasta el gordo de Lost, Jorge García, cuyo personaje es el más extraño de todos pero que funciona para crear una faceta particular de la película. Todo el elenco funciona y genera una credibilidad pasmosa.
Cambio de Planes es una comedia dramática sin pretensiones, que gustará a un público sin grandes expectativas cinematográficas pero con ganas de presenciar una realidad más dulce, con cáncer y la muerte de por medio totalmente desdramatizados y enfocados de manera positiva. Una película amable y concisa, agradabilísima de ver.
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