Deprimida tras una ruptura con su novio de años, el humor de Greta mejora cuando Dan, un ejecutivo de una discográfica caído en desgracia, la escucha en una actuación y es inmediatamente cautivado por su talento crudo.
Por Cintia Luez.
Luego del hit indie que significó Once en 2006 (su canción principal obtuvo un Oscar y todo), John Carney se tomó un tiempo para volver a la fuente que lo nutre y eligió continuar por el sendero de la música y las relaciones con Begin Again, esta vez, trayendo no sólo una buena partitura a escena sino también a un grupo de actores de lujo para protagonizarlo.
A Carney, ya dijimos, le interesa cómo los sujetos se comunican y vibran a través de la música. Esta vez, la historia se instala en una Nueva York que aguarda un verano, donde en cada esquina tendremos una banda dispuesta a ponerle ritmo a la ciudad. El relato presenta a un fracasado productor de la industria, Dan (Mark Ruffalo), despedido de la propia compañía discográfica que fundó, quien no encuentra salida para su falta de motivación en la actividad. Accidentalmente una noche en un bar se topa con Gretta (Keira Knightley), ex novia de la sensación independiente del momento: David Kohl (interpretado por Adam Levine, de Maroon 5). Ella está deprimida y, como es inglesa, quiere volverse a casa luego de una triste ruptura.
La cuestión es que la relación entre Gretta y David funcionaba a dos vías. Por un lado, eran pareja, y por el otro se nutrían con canciones y duetos que reflejaban los distintos momentos de la relación. Eso hace que cuando la estrella del cantante se encienda y él abandone a su talentosa mujer, ella entre en baja hasta que encuentre consuelo en Dan, quien decidirá transformarse en un mentor que se hará cargo de producirla como ella se merece… o como se pueda. La película transita con un liviano humor por lugares comunes a films con grandes bandas de sonido. Ruffalo y Knightley no tienen mucha química, pero de a ratos regalan grandes secuencias, sentidas y profundas, con fragmentos reflexivos sobre la pareja, el fracaso y el comenzar, otra vez.
Sin embargo, Begin Again no es un dechado de equilibrio. Es extensa, repetitiva y a veces más lacrimógena de lo que podría pedirse teniendo en cuenta la atmósfera que respira. Pero, musicalmente, es una joyita. Digamos que es para conseguir la banda de sonido en cuanto salís de la sala. Interesante. Despareja, pero con ritmo.
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