Crítica de Barry

Un joven Barack Obama, conocido para sus amigos como Barry, llega a la ciudad de Nueva York en el otoño de 1981 para empezar su tercer año en la Universidad de Columbia, en un ambiente agobiado por el crimen y el racismo.

En un año signado por la victoria política de Donald Trump, por la pantalla de Netflix se estrena el drama Barry, el cual refleja a un joven Obama estudiando en Nueva York. Es una producción modesta pero sólida, que tiene la particularidad de incluir a una joven promesa como Anya Taylor-Joy en sus filas, la joven de la aclamada The Witch.

Barry antes de Obama, el joven estudiante antes del mandatario. Sin dudas el tema de la película resulta atractivo: la juventud del futuro presidente de uno de los países más influyentes del mundo. Nos muestra a un Barack en situaciones donde fácilmente se puede generar identificación: el estudio, el noviazgo, la amistad -escenas de la vida cotidiana- y la búsqueda de uno mismo. Igualmente la trama no se reduce a ésto, expone cuestiones políticas, de raza y de clase social. A través de un lenguaje afilado y para nada ingenuo muestra a un polifacético Obama viviendo en la década de los ’80, una que estuvo signada por la presidencia de Ronald Reagan.

La notable interpretación de Devon Terrell en el papel del título -con un gran trabajo de caracterización- viene acompañada por otras actuaciones de nivel. Hay buena química entre él y la mencionada Anya, más allá de que algunas escenas ingenuas no ayuden a dimensionar una compleja relación interracial. Los conflictos de raza y la violencia se hacen presentes en la película, mostrando el temperamento de un Obama bastante diplomático que lidia como puede en ese complejo entramado socio-económico cultural. No todo es perfecto, sin embargo, dado que en ocasiones al film de Vikram Gandhi parece faltarle dirección y algunas escenas son demasiado largas.

El trabajo técnico acompaña bien al desarrollo de la historia, hay un buen trabajo de fotografía así como también de diseño de producción y locaciones que recrean una Nueva York de los ochenta marcada por los contrastes y la diversidad cultural. Barry es una película de interés tanto para quienes consideran la política como algo a evaluar -cuestión que igualmente es tratada superficialmente- o para aquellos que simplemente les interesen elementos biográficos íntimos de un personaje histórico. Es una biopic ecléctica que puede atrapar a un público diverso, aunque sea una producción modesta y algo opaca.

 

 

 

 

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Nahuel Rodríguez

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