Tenía yo entre 8 y 10 años cuando solía jugar con mis Barbies. Todas eran hermosas, todas tenían una vida perfecta, una carrera y un guardarropa envidiable. Pero había una, «la» Barbie, ella era «Barbie Modelo». Ella lo era y lo tenía todo, una carrera glamourosa, una figura envidiable, un cabello uff. Su casa era la más grande, tenía el único carro Barbie y el único Ken que yo tenía era su novio. Era independiente, por supuesto que no vivía con Ken, solo lo veía algunas veces, ella tenía mucho que hacer, tenía sus sesiones de fotos, viajaba, iba a fiestas, salía con sus amigas… Claro que yo soñé con eso muchas veces, en ella proyecté lo que quería o me imaginaba que sería una vida «ideal». No soñé su profesión, ni su figura, pero si soñé ese estilo de vida, independencia y esa fuerza que yo misma le di. Realmente nunca me había puesto a pensar esto hasta que comenzó el fenómeno «Barbie» este año. El marketing de la película probablemente pueda ser de lo más aplaudido de la misma (aunque aún yo no logro procesar todo ese fenómeno rosa, lo siento, no me odien por odiar el rosa), y como siempre ir hacia la nostalgia, el empoderamiento femenino y la crítica social ayuda a crear controversia y que efectivamente hablen de ti. Aparte fichas a Ryan Gosling y Margot Robbie, que vive su mejor momento, y la magia ocurre.
La historia se siente fresca, una comedia más que se burla de todo lo que ve a su alcance con chistes por doquier, algunos bastante malos, pero bueno, te hacen reír. Las situaciones son realmente exageradas, pero es que ¡es el mundo de Barbie!, ósea, no lo tomemos en serio, la película no lo hace y no es su fin. Barbie es la historia de la Barbie estereotípica, ella no tiene profesión, más que prácticamente ser perfecta. Día tras día, siempre con una sonrisa, siempre con un outfit increíble, todos la aman y ella ama a todos. Tiene un Ken loco por ella (o por su atención) y lo único que tiene que hacer en su vida es saludar, bailar, hacer fiestas de chicas… hasta que su mente comienza a pensar en temas tan alejados e innombrables para el mundo de Barbie como la muerte. La parte de Barbie descubriendo el mundo real, puede ser la más floja de la historia. Pero es fundamental para el personaje. Y es que Barbie tiene un golpe de realidad como todos hemos tenido. Primero debe enfrentar el mundo de los «hombres» y sentir las miradas lascivas de estos mismos como el 100% de las mujeres hemos tenido que soportar.
Cuando cree encontrar a su dueña que le ha transmitido todos estos sentimientos reales que la están perturbando se encuentra con que no solo no la reconocen como Barbie, sino que se burlan de ella y se da cuenta que cuando crecen las niñas la rechazan porque «es fascista» y está hecha para dañar la mente de las mujeres. Y todo lo que pensaba sobre su mundo y ella misma no era nada parecido a la realidad. Entonces Barbie sufre y llora por primera vez, para así darse cuenta también de lo necesario que es llorar de vez en cuando. Comienza en realidad su descubrimiento, ese tan conocido pensamiento entre nosotros de ¿Cuál es mi propósito? ¿Tengo uno? Barbie sale de su mundo rosa para descubrir y aceptar que la vida no es monocromática, que el cambio es constante y que ella puede ser lo que quiera, cuando descubra que quiere ser. Y de paso le ayuda a Ken, que el pobre en su vida solo pensó que existía con y por Barbie, y cuando ella deja claro que no está interesada, él debe buscar su por qué, solo. No sin antes pasar por una crisis de machismo al sentirse rechazado y descubrir que el mundo real es gobernado por los hombres. Para Ken está claro, ¡su mundo puede cambiar también!
Hablemos del papel que realiza Ryan Gosling como Ken, no podía fallarnos, lo hace genial, inclusive se puede sentir como le roba un poco el protagonismo a la propia Barbie. En un principio Ken solo tiene un fin por el que vivir: ser el novio de Barbie estereotípica. Se ha criticado mucho el papel porque lo reducen solo a eso, la crítica inversa a cómo los hombres han tratado a las mujeres por años pareció no gustar. Pero dejando de lado si es machismo o feminismo, el mensaje es simple, no dependes de tener o no tener pareja. El momento de quiebre de Ken pensando que sin ella no tiene sentido vivir nos refleja el apego dañino de las relaciones mal manejadas y Barbie lo tiene claro, en ese momento no tiene interés amoroso por nadie. La parte de la rebelión de los Ken es una locura que así como te hace reír genera un poco de cringe. La representación del ego y orgullo característico de algunos hombres y que forma parte de otro estereotipo hacia ellos está bien representado. Y precisamente eso, la película trata de ir en contra de estereotipos y etiquetas que se han impuesto en la sociedad y se basa totalmente en ellos para representar su mundo, los personajes y la resolución de los problemas.
Primero, el lugar. El reino de Barbie no es perfecto aunque parezca, las Barbies son elitistas, le dan el nombre de «rarita» a una de ellas solo porque tuvo una dueña un poco destructora, y vive exiliada como si fuera un fenómeno. Eso no suena muy amigable que digamos. Los Ken son hombres inútiles al principio, y sí, las Barbies los tratan como meros objetos que adornan su mundo. Pero se vuelven vanidosos y ambiciosos cuando descubren que pueden serlo, orgullosos y flojos. Su debilidad, pelear entre ellos, ah claro, por las Barbies. Las Barbies si, todas con su profesión, muy bonitas y empoderadas pero cuando llegan los Ken con actitud pedante, las engatusan, más, ojo, no es que ellas se enamoren o algo así, sino que caen en una clase de hipnosis, quizá se refieren a los probables traumas de las mujeres en la realidad que nos hacen estar por estar con un hombre solo por ¿sentirnos protegidas?, ¿no estar solas o algo así?, como sea, para salir de ese estado solo necesitan oír a una mujer cansada decir un discurso sobre eso, sobre el cansancio de ser mujer, sobre no darle gusto a nadie, sobre lo mucho que se nos exige… sí, muy bonito y muy empoderado, bravo. El discurso en lo particular no logró generar nada en mí, muy plano, muy básico, no tiene la fuerza que creo querían darle.
Entiendo que el hartazgo de nosotras las mujeres ha sido tanto y por tanto tiempo que sí, se tienen que y se seguirán haciendo este tipo de películas, porque aparte de que se necesitan, obviamente son una mina de oro. Y al final Barbie es eso, una mina de oro que Mattel exprimió a más no poder, dándose el lujo de burlarse de todo, hasta de ellos mismos, según eso. Un comercial costoso, pero totalmente redituable, se aplaude mucho eso. En resumen puedo decir que valió la pena verla. Muy bonito recorrer el fascinante mundo de Barbie, porque no todos conocíamos ciertas cosas, como esas Barbies y Ken descontinuados que no tuvieron éxito y que su aparición le dio un plus histórico a la muñeca más famosa. Creo que le faltó desarrollar más a ciertos personajes que pudieron dar más sustancia a la película y que solo tuvieron un papel secundario. Eso sí, mi personaje favorito, Allan (Michael Cera), se roba cada momento que sale aunque sea muy poco, él nació para ese papel.
Realmente yo confiaba ciegamente en Greta Gerwig, que no ha llegado a defraudar con esta entrega aunque no nos tuviera acostumbrados a algo tan ligero. Tiene su toque y su genialidad, ese diseño de producción de Barbieland, uff. Y que una mujer directora lograra lo que la película en temas de taquilla y alcance siempre es algo que celebrar. ¿Qué el guion daba para más? Para mucho más. Pero ni modo, esto fue lo que se pensó funcionaría, y al parecer no se equivocaron. Barbie es una película para disfrutar, para entretenerte un rato, reír, para los más nostálgicos recordar, reflexionar quizá y bueno al final de cuentas eso siempre se va agradecer en una sala de cine, yo siempre voy a agradecer a todas esas películas que llegan a salvarlo en estas épocas donde parecía un poco difícil.