El found footage está tan gastado a esta altura del partido que hace años dejó de ser una novedad y se convirtió en una suerte de norma. Ya no es un recurso de cineastas debutantes a la hora de filmar terror realista de bajo presupuesto, sino una estrategia comercial de estudios que ven en esto la posibilidad de entregar propuestas económicas que logran ganancias exponenciales en la taquilla mundial. Previo a The Blair Witch Project (1999) se contaban con los dedos de una mano los trabajos que se valían de él, no obstante en estos últimos 15 años deben haberse estrenado unos 50 títulos que lo utilizaron. Ya ni siquiera importa que alguien encuentre el «metraje encontrado», lo que se necesita es variar un poco la premisa –exorcismos, fantasmas, el horror de turno- y mostrar los eventos en la forma más real y barata posible. Y tras una presentación prometedora, en eso cae As Above, So Below.
Una traducción literal sería «así como es arriba, es abajo», lo cual como título tiene un impacto mucho menor que el elegido por la distribuidora local con Así en la Tierra como en el Infierno. Es interesante la primera interpretación, la de los realizadores, que se sostiene en el principio de correspondencia del Kybalión, un documento que resume las enseñanzas del Hermetismo. Esta tradición filosófica muy apoyada en la alquimia supone una fuerte base a partir de la cual se pone en acción este film, que atrapa por la extrañeza en su planteo. Fuera de Paulo Coehlo o la primera Harry Potter, no es mucho lo que uno conoce de Nicolas Flamel y la piedra filosofal, por lo que una búsqueda arqueológica en suelo francés se ve a todas luces como algo diferente. El problema se da con la interpretación que da uno como espectador…
Así como es arriba, no es abajo. En la búsqueda de la sustancia legendaria capaz de convertir a los metales corrientes en oro, la película lleva a su equipo de protagonistas a un viaje por las catacumbas de París. Este cementerio, una red subterránea de túneles, es el escenario elegido por los hermanos Drew y John Erick Dowdle para que la historia se desarrolle. Lamentablemente desaprovechan la original locación y premisa para poner en marcha todos los clichés del género que tienen a disposición. Mientras la partida de la hermosa Scarlett (Perdita Weeks) se adentra más en las profundidades de lo desconocido, el público se ve rodeado de un terreno anodinamente familiar.
Los Dowdle han sido una suerte de «pioneros» en esta nueva ola del found footage. Tenían lista The Poughkeepsie Tapes meses antes que Paranormal Activity fuera lanzada -aunque MGM decidió no estrenarla cuando estaba a semanas de hacerlo y aún no vio la luz en forma oficial-, lo cual les dio la posibilidad de encargarse de Quarantine, la remake de [REC]. Al igual que con Devil, la publicitada película del 2010 que provenía de una historia de M. Night Shyamalan, lo que aquí presentan es una premisa prometedora que poco a poco pierde el rumbo y que, al hallarse extraviada, encuentra confort en replicar todos los lugares comunes que puede. Todo el fundamento histórico, filosófico y religioso de la primera parte se malgasta durante el desarrollo y el tercer acto, donde pierde credibilidad con cada cuestionable decisión que la dupla toma, al punto de generar situaciones verdaderamente irrisorias. Si tan solo lo de abajo hubiera sido como lo de arriba…
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