Crítica de Annabelle Comes Home

Una noche profana de horror aguarda a que Annabelle despierte a los espíritus malignos en la habitación de Ed y Lorraine Warren, los cuales se fijan en un nuevo objetivo: la hija de diez años de los Warren, Judy, y sus amigas.

Annabelle Comes Home

Después de una década de trabajo como guionista en proyectos de terror, especialmente a lo largo del último lustro, Gary Dauberman eligió con inteligencia su debut como director. Digamos que tras la primera entrega de Annabelle, en el 2014, la vara quedó demasiado baja. David F. Sandberg hizo mucho por la muñeca maldita con la lograda Annabelle: Creation, con lo que el novel realizador la tuvo más fácil a la hora de encarar Annabelle Comes Home. Sin ser superior a la mencionada segunda parte, es claramente mejor que la primera, y ofrece un digno divertimento a lo largo de sus 106 minutos.

Uno de los aspectos que ayudan al desarrollo de esta tercera entrega es que se trata de la más cercana al núcleo del universo The Conjuring, ese que se denomina Warrenverse. Los films de la muñeca son desprendimientos de este armado colectivo de títulos de terror anclados en los investigadores paranormales, pero esta nueva producción transcurre directamente en su hogar. Así que mientras se aguarda por el estreno de The Conjuring 3, esta se siente como una El Conjuro 2.5. Ni hablar de que hay participación de Ed y Lorraine Warren, los personajes de Patrick Wilson y Vera Farmiga, con lo que aportan un peso gravitacional que indudablemente la fortalece. No están demasiado en pantalla –tampoco es un cameo-, pero lo suficiente como darle otra entidad.

Quien está al frente de la historia es la pequeña Mckenna Grace (Gifted), una joven con un futuro enorme pero con un presente brillante. Con 13 años recién cumplidos tiene medio centenar de títulos estrenados en cine y televisión, en tanto que no podía dejar de pensar que tiene las condiciones como para ser una futura Natalie Portman. Está muy bien acompañada por Madison Iseman (Jumanji: Welcome to the Jungle), quien da vida a su niñera, una joven que realmente se interesa por la niña y a quien le demuestra constantemente su afecto. La que completa el trío es Katie Sarife como Daniela, la adolescente que desata la ola de terror por su descuido, aunque posteriormente se aprenderá a no juzgar al libro por la portada.

Annabelle Comes Home

Es que si hay algo que hace bien Dauberman es establecer una dinámica entre las jóvenes protagonistas, más allá de la odisea de horror que deben atravesar. Desde el vamos hay un trabajo interesante a la hora de delinear a Judy Warren, quien está en una edad de muchos cambios en lo que es su persona. La fama de sus padres afecta sus relaciones en el colegio, en tanto que ella misma tiene sus propios contactos indeseados con lo sobrenatural. Su niñera Mary Ellen es básicamente la perfecta chica de al lado, pero Daniela oculta heridas recientes que dan explicación a su comportamiento imprudente.

Dauberman se toma su tiempo en establecer estas relaciones y en desarrollar a sus personajes, para eventualmente abrir la caja de Pandora del terror que es la habitación en la que los Warren guardan todos aquellos artefactos vinculados a lo oculto. The Conjuring se hizo su camino dentro del género a partir de un denso trabajo sobre la atmósfera, algo que se replicó con tino en su secuela y cosa que Sandberg entendió bien para Annabelle: Creation. Con esto en cuenta, un cineasta más experimentado podría haber trabajado mejor sobre la enorme cantidad de posibilidades que tenía a disposición para Annabelle Comes Home. Está lejos de la labor más artesanal que tuvo su antecesora.

Lo que hace, no obstante, es activar a una gran cantidad de artefactos demoníacos a la vez, algunos ya conocidos y otros nuevos, con los espectros infernales que traen aparejados. Todos desatados en simultáneo, acechan uno a uno a los protagonistas a un buen ritmo, sin ser particularmente eficientes en el objetivo de aterrar, pero suficiente como para resultar en una entretenida película de adolescentes en una casa embrujada. Y ni hablar de que la habitación de los Warren es la gallina de los huevos de oro, con lo que no sorprenderá el anuncio de alguna próxima película vinculada a alguno de estos objetos. Este universo cinematográfico mantiene cierto nivel de calidad con presupuestos moderados, de forma que el éxito de taquilla es una garantía y un desprendimiento del desprendimiento tiene todas las chances de ser realidad.

6 puntos

 

 

 

 

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