El espectador incauto podrá pensar que ha llegado a las salas una nueva parodia a la saga Paranormal Activity pero no, no se dejen engañar. La distribuidora, sabiendo que tiene entre manos algo que tiene que vender a como de lugar, ha retitulado la secuela A Haunted House 2 como In-actividad paranormal, aún cuando la primera parte acá se estrenó como \’Y dónde está el fantasma?. ¿Les habrá gustado más el título nuevo? No lo creo, simplemente quieren venderla como otra producción, cuando bien las tramas de ambas están conectadas -por un diminuto hilo conductor-, y cuando saben que si la gente quiere ver una comedia misógina, vulgar y xenófoba e incluso ver su secuela, sabrán enseguida qué elegir.
No hay nada nuevo bajo el sol en A Haunted House 2. El mismo equipo técnico vuelve a hacer de las suyas filmando una película que asombra por haber costado el doble que la original -estamos hablando de 4 millones, tampoco es tanto en la industria- pero que sigue teniendo la misma o peor calidad. En esta ocasión, además de seguir los lineamientos de la saga paranormal cámara en mano, los golpes vienen de la mano de parodias a The Conjuring y Sinister como principales sospechosas, además de The Possession y otras más. Haciéndole honor a su propio estilo de comedia, Marlon Wayans vuelve a componer su veta humorística con un nivel de gritos aún más exasperante que en la anterior y con mucha más piel también. Wayans debe estar orgulloso de su cuerpo y por eso el espectador debe sufrir una repetición constante de escenas en donde el actor se frota y tiene sexo con diferente objetos inanimados como una versión depravada de la muñeca Annabelle o hasta un oso Ted. Nadie está a salvo de la perversión de Wayans. Admito que ciertos chistes tienen su sentido del humor, pero repetirlos hasta el cansancio hacen que se gaste su cuota; básicamente, el mismo error cometido en la primera parte es perpetrado en esta continuación.
Es curioso también en cierto momento que Marlon se ría de que siguen haciendo entradas de Scary Movie sin el apoyo de los hermanos Wayans, y que dichas películas apesten -si tenemos en cuenta la deplorable Scary Movie V, está en lo cierto- pero el muerto se ríe del degollado, cuando ese pequeño golpe no refleja en absoluto la calidad de la presente secuela, que es tan miserablemente estúpida como la última entrega de la otra saga. También es triste el hecho de que actrices del calibre de Jaime Pressly y Missi Pyle hayan caído en este hoyo, así como los que regresan Essence Atkins y Cedric the Entertainer, desperdiciando sus talentos en mediocres proyectos como éste.
Un año después y acá estamos de nuevo. A Haunted House 2 no ofrece nada novedoso y es un pequeño gran milagro que no le haya ido tan bien en taquilla. Con suerte, la saga de las casas embrujadas y los chistes sobre negros terminarán acá. Pero nada nos hace pensar que no va a haber una A Haunted House 3. Esperemos con los dedos cruzados.
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