Crítica de 4 Latas

Joseba está enfermo, por lo que sus amigos y su hija, a quienes no veía hace añares, se juntan para atravesar medio Sahara y verlo por última vez en un estrambótico viaje arriba de un Renault 4 Latas.

4 Latas, Jean Reno, Netflix

Desde Le Voyage dans la Lune (1902) hasta Diarios de motocicleta (2004), el cine tiene incontables ejemplos de road movies. Películas de viaje en las que los protagonistas van en busca de algo y que, por alguna razón, han renunciado a cierto orden o rutina. Una parte de ese incentivo a trasladarse suele comenzar con enemistad, indiferencia o tensión, pero que a lo largo de la historia evoluciona en afectos y apegos. Así es como Netflix nos trae esta aventura de Gerardo Olivares (14 kilómetrosEl faro de las orcas), cumpliendo con estos requisitos del género.

Con ceremoniales momentos de silencio y sucesos de temple impredecibles, Olivares obedece a rajatabla con lo que se propone. Una road movie que comparte con el espectador sus dos puntos fuertes: una magnífica fotografía del Sahara que atraviesa Marruecos, Argelia y Mali; y un Jean Reno (Leon, Ronin) hablando sin ninguna dificultad la lengua española. El director no solo tiene una formidable experiencia profesional exponiendo y retratando recónditos lugares del mundo, sino que lleva patente su lema de viajero infatigable, habiendo recorrido él mismo este Sahara en varias ocasiones. Por otro lado, la fluidez de Reno con el idioma no para de sorprender, siendo su primera película en esta lengua. Tanto director como actor habían congeniado en Hermanos del Viento, asegurando otro trabajo juntos.

4 Latas, Jean Reno, Netflix

Las actuaciones complacen aunque se anhela por momentos un poco mas de complejidad en los personajes. Este viaje lleno de tropiezos, nostalgia y humor va también acompañado de la actuación de Hovick Keutchkerian (Assassin’s Creed) quien junto con Reno se meten de cabeza en una odisea por medio África para verse una última vez con Joseba (Rogelio Enrique San Francisco Cobo, El club de la comedia), con quien alguna vez hicieron la misma travesía  Sin embargo, en esta historia lo reemplaza su hija, Susana Abaitua (La llamadaViaje al cuarto de una madre), quien presta un clásico Renault 4 para estas andanzas y ver una última vez a su agonizante padre.

«Así son mis compañeros: un puto desastre«. Con esta frase el film convence a la audiencia de que para recrear una aventura de la juventud de tal magnitud no se necesita gente ordinaria y normal que se apegue a la norma. Ya sea con un toxicómano, un adicto a las mujeres y una niña con desapego emocional, solo necesitas un formidable 4 Latas y medio Sahara para volver a soñar.

6 puntos

 

 

 

 

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