Michelle despierta en un refugio bajo tierra después de sufrir un terrible accidente automovilístico y teme haber sido secuestrada. Su captor, un hombre preparado para el día del fin del mundo, le dice que ha salvado su vida y le advierte que un terrible ataque con armas químicas ha dejado el mundo exterior inhabitable.
Sí, ya es sabido que J.J. Abrams tiene el toque de Midas. Todo sobre lo que posa su mano lo convierte en oro. Incluso lo que ya es oro, el lo toca y le da otro brillo especial. Eso es lo que pasó con 10 Cloverfield Lane, previamente conocida como The Cellar y Valencia. Este pequeño gran thriller, dirigido con proeza por Dan Trachtenberg, no hubiese conocido la luz del día si el productor no le hubiese dado una vuelta de tuerca para acercarla al estrellato bajo luces más comerciales que artísticas. Idos al caso, el debut de Tratchtenberg tiene poco y nada con aquella particular película de 2008 que dejó en vilo a todos por su rauda aparición.
10 Cloverfield Lane actúa con ese mismo efecto sorpresa. En pleno enero se liberó su trailer presentando el título de la película, y en escasos meses ya estaba en cines. La locura generalizada dio paso a las palabras de Abrams, diciendo que la película en cuestión era una pariente de sangre de Cloverfield. Un certero y aplaudible truco, en verdad, para darle notoriedad a una película que de otra manera no la tendría por sí sola. Y sí, Abrams lo logró, porque con un presupuesto ínfimo la película recaudó casi seis veces su valor a nivel mundial. Pero para verla con ojos justos, hay que considerarla en el marco de una antología.
Cloverfield y 10 Cloverfield Lane son películas completamente diferentes, que cuentan historias distintas, unidas por un nexo de ciencia ficción que, hasta el momento, no parece muy claro del todo. En el film que nos ocupa, se ha dejado de lado la cámara en mano en pos de una dirección convencional, con música orquestal de fondo y todo. Es la historia de Michelle la que toma el centro de la atención, una joven que escapa misteriosamente de una relación para verse acto seguido envuelta en otra mucho más siniestra. Secuestrada en un bunker por un hombre que le dice que el mundo como ella lo conoce ha desaparecido y que sólo quedan ellos, guarecidos bajo tierra. Una noticia así no cae a la ligera y la desconfianza da paso a una aguerrida Michelle, para intentar escapar de las garras de su captor en cada oportunidad que pueda.
Lo interesante es que no tarda mucho para que la verdad salga a la luz y eso no le impide a la trama seguir apilando situaciones incómodas y tensas, una tras otra. El guión no se queda encerrado como sus personajes, sino que encuentra maneras de expandir el nerviosismo de los habitantes del bunker hacia el espectador de formas impensables. Como thriller postapocalíptico, 10 Cloverfield Lane funciona mas allá de lo que uno se pudiese imaginar. Mucho ayuda que el trío de protagonistas sea increíble. Mary Elizabeth Winstead está esperando hace rato su gran oportunidad de saltar al estrellato y, si bien tuvo muchos papeles indies que le valieron el aplauso de la crítica, creo que con Michelle podría finalmente llegar a todos lados. Su personaje es vulnerable pero de un momento a otro cobra fuerzas para enfrentar la asfixiante situación en la que se encuentra y, para el final, tenemos a una Nueva Michelle que con el debido paso del tiempo podría convertirse en una heroína del género. El peso actoral del gran John Goodman genera un gran ping pong con los jóvenes actores -no me olvido de destacar al gran John Gallagher Jr.– y le da otro color a la situación con su preparado Howard, un hombre que siempre estuvo listo para lo peor y finalmente le ha llegado el momento de demostrarlo.
Pero, y todo tiene un pero, la tensión lleva al punto mas conflictivo de la película. Se puede ver claramente un antes y un después de Abrams y su conexión al universo Cloverfield. No hay que ser un gurú del cine para saber qué fue lo agregado para que la conexión sea exitosa. Y si bien dicho acto final es impactante, le juega en contra un poco a toda la asfixia que había generado la trama hasta el momento. El tramo final no es menos angustioso, pero es otro tipo de angustia, una más prefabricada y a todas luces más intencionada. Es ese momento el que finalmente conecta de una u otra manera las películas, es una hebra fantástica que según el productor en algún momento del futuro próximas películas puedan unir definitivamente los mundos, pero por ahora tenemos esto. Winstead interpreta con pasión estos momentos finales, pero no puede dejar de sentirse una desilusión grande por algo que vendieron y no fue. Resultó otra cosa, maravillosa en su propio terreno, pero no es lo que muchos habrán ido al cine a ver.
10 Cloverfield Lane es un engendro totalmente diferente al que muchos esperaban, pero no por ello menos destacable. Es un thriller intenso con grandes interpretaciones y debería ser tenido en cuenta más allá de su cierre, que es donde incuestionablemente se encontrarán las críticas más acérrimas.
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