Coulrofobia: cinco películas de payasos asesinos

Porque Pennywise no es el único...

La coulrofobia es el miedo irracional hacia los payasos o mimos. Las causas de este temor pueden originarse en el exceso de maquillaje, la nariz o el pelo alocado y de colores, lo que se resume básicamente en un pánico a no saber lo que hay debajo de todo ese disfraz. Hay un magnetismo hacia este tipo de personajes, sea por espanto, curiosidad o mero voyerismo, con lo que el cine de terror se sintió particularmente atraído hacia ellos.

Científicos han coincidido en que la publicación de «IT» (Eso) en 1986, y su posterior popularidad por la película del ’90, generó que se magnificara al payaso como una figura siniestra -sin plantear de forma explícita la influencia, no es menor que el autor empezó a concebir su historia al tiempo en que se conocía el caso del asesino serial John Wayne Gacy, el payaso Pogo-. La literatura, el cine y la televisión lograron tomar a una criatura que se encuentra en el inconsciente de todas las personas, ya que los payasos forman parte de la niñez, y la distorsionaron y retorcieron hasta lograr ese miedo tan propio de las películas de terror. El género siempre se ha nutrido de objetos o personajes de la infancia, que combinados con música escalofriante, baja iluminación y una genial interpretación pueden provocar el efecto deseado. El temor surge y todo se transforma, lo que era dulce e inocente, desaparece.

Todo este fenómeno desencadenó una producción de películas y series de terror, tanto de bajo presupuesto como algunas de grandes estudios, con lo que cada tanto recibimos una nueva dosis de sustos con un payaso en el centro. Pero fue en el 2017 que estos regresaron con fuerza de la mano de Andy Muschietti, quien volvió a poner bajo la lupa a Pennywise, la criatura que aparece cada 27 años para alimentarse de los niños del pueblo de Derry. El miedo a esas caras maquilladas se revitalizó, al punto de que payasos profesionales protestaron que con esta inyección de nuevas pesadillas podrían perder trabajo. Y con el estreno en cines de la segunda parte, todo aquello resurge.

Pero el director argentino no fue el primero en darnos un payaso de esos que no nos dejan dormir. Y para los que les gusta el cine de terror con este tipo de personajes, les dejamos una pequeña lista de otras propuestas para ver, con un arco de calidad amplio…
 
ClownHouse (1989)

La película lleva a Casey, quien tiene un terrible miedo a los payasos, y sus hermanos mayores Geoffrey y Randy -un Sam Rockwell jovencísimo- a la feria del pueblo, en donde se presenta un circo. Con lo que no contaban es que, al mismo tiempo, tres hombres se escapaban del psiquiátrico e iban a usurpar el lugar de los tres payasos del lugar. Al salir, los hermanos son perseguidos por los payasos de regreso a su casa, la cual se convierte en un infierno.

Con Roman Coppola, el hijo de Francis Ford Coppola, como productor ejecutivo, ClownHouse ha pasado a la infamia básicamente desde antes de su estreno. Es que en 1988, su director Victor Salva (Powder, Jeepers Creepers) fue condenado a tres años de prisión -de los cuales solo cumplió 15 meses- por el abuso sexual de su protagonista, Nathan Forrest Winters (Casey), quien al momento tenía 12 años. El verdadero horror se daba detrás de cámaras…

Clown (El Payaso del mal, 2014)

Esta es la historia de Kent, un padre que trabaja vendiendo casas. Tras cancelarse el servicio de animación en la fiesta de cumpleaños de su hijo, decide disfrazarse de payaso y así sorprenderlo. Kent encuentra un disfraz en una de las casas que está por vender y todo sale de maravilla, hasta que se da cuenta que no se lo puede sacar. Es que en realidad no es un disfraz, sino la piel de un demonio nórdico. Y la única forma de sacárselo, es cubriendo la cuota de sangre que este demanda. Lo más grave es que lo que esta criatura infernal quiere son niños.

Con producción de Eli Roth (Hostel), no propuso una renovación a la figura de los payasos asesinos pero sí ofrece un digno entretenimiento, a la vez que es interesante de ver cómo se degrada el físico del personaje de Andy Powers conforme avanza la acción. Se trata del debut en pantalla grande de Jon Watts, director que desde entonces pasaría a ocuparse de dos de los mayores films de superhéroes de los últimos años: Spider-Man: Homecoming y su continuación, Far From Home.

31 (2016)

Esta película grita Rob Zombie por todas partes. Da cátedra de cómo se puede hacer terror con poco presupuesto. La historia se centra en un grupo de personas que son secuestradas durante un viaje por la ruta. Al despertarse se dan cuenta que el infierno recién empieza: están dentro de un juego macabro que solo sirve para divertir a gente con mucha plata.

El grupo entero se tiene que enfrentar a diferentes asesinos para tratar de salir de allí con vida. Y la característica de estos homicidas que los hace ingresar en esta lista es que, de una manera u otra, tienen algún elemento característico de los payasos. Se conjuga todo: violencia, sangre, enanos, hachas y motosierras. El resultado es aterrador.

Gacy (2003)

La historia gira en torno a la vida del asesino en serie John Wayne Gacy, arriba mencionado. Parecía una persona buena que hacía cosas por su comunidad, vistiéndose como el Payaso Pogo para alegrar a los niños internados en el hospital de Chicago. Sin embargo, buscaba chicos -en su mayoría adolescentes- para llevarlos a su casa, abusar sexualmente de ellos y asesinarlos. Por último, dentro de toda su locura, los enterraba debajo de su casa. Está basada en la historia real del asesino serial, a quien se le han atribuido más de 30 homicidios. Otra que refleja su caso es To Catch a Killer, explorada en forma reciente en nuestro especial dedicado a los asesinos reales.

Stitches (2012)

De la mano de Conor McMahon llegó esta película, una comedia de terror acerca de un payaso que murió durante una fiesta de cumpleaños y que regresa de la tumba años después para perseguir a los niños responsables de la tragedia. Este slasher irlandés jamás olvida su naturaleza y con el humorista Ross Noble como protagonista da rienda suelta a una macabra venganza repleta de risas y sangre. ¿Un helado de cerebro con salsa de sangre? Hecho. ¿Arrancarle la cabeza a alguien de un puntapié? Por qué no. ¿Un animal de globo con intestinos? Claro que sí. Stitches tiene eso y más.

Laura Medici

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