Control Zeta: una ambiciosa apuesta sci-fi con sello local

Cambia el pasado. Salva el futuro.

Desconozco la cantidad de combinaciones que puedo hacer con un teclado, pero sé que Ctrl-Z me ayuda a volver atrás. A deshacer. Algún programador de las primeras computadoras creó por comodidad un comando que me permite viajar en el tiempo. El error que acabo de cometer no ocurrió. El documento que borré sin querer, salvado. Con esa premisa Axel Gaibisso hace Control Zeta, una propuesta de ciencia ficción independiente a la que no le falta ambición.

En un futuro cercano, los crímenes y accidentes desaparecieron gracias a la invención de una tecnología clave. Los agentes de una división especial de las fuerzas de seguridad disponen de un dispositivo telefónico que permite realizar llamados en el tiempo. Y ante una muerte violenta y evitable, el agente se comunica con su yo del pasado para prevenirla.

Un mundo utópico, cuya paz se ve alterada con la aparición de un asesino en serie que parece haber descubierto una falla en lo que era un sistema infalible. No solo su identidad es una incógnita, sino que evade todo sistema de detección y las víctimas no pueden ser salvadas. Lo primero que se viene a la mente es Minority Report, con la diferencia de que aquí no hablamos de futuros posibles ni de “sentencia previa”. En esta película el hecho de sangre efectivamente ocurrió, con la posibilidad de deshacerlo.

Y el resultado es una bienvenida propuesta de género, que sabe aprovechar sus fortalezas. Que sostiene la intriga, que sabe afianzar la lógica de su mundo, que tiene suficiente acción cuerpo a cuerpo y a los tiros como para entusiasmar y que en todo momento luce bien. Hay un riesgo en hacer ciencia ficción de bajo presupuesto -que la limitación quede demasiado expuesta-, pero logra poner sus mejores atributos por delante con notorio esfuerzo detrás de cámaras.

Se nota el trabajo de fotografía y todo lo hecho en post-producción. También que se propuso abarcar mucho para sus correctos 105 minutos, con lo que hay puntos argumentales que sufren el ajuste de tiempos. Pero en ningún momento choca con la pared de los recursos acotados y su balance es definitivamente positivo.

Hay un cine que en la Argentina no se hace a gran escala, pero uno debe esperar que haya quienes estén dispuestos a intentarlo. Definitivamente los prefiero. Y por eso Control Zeta es una película valiosa y Axel Gaibisso es un director al que habrá que estarle atrás. Porque los necesitamos.

Migue Fernández

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