En las últimas horas, cosechó su primera nominación en los Globos de Oro.
Hollywood tiene algunas reglas dentro de su compleja montaña rusa de éxitos y fracasos, pero hay una premisa que nunca falla: una vez que se logra llegar y mantener la vara en las producciones, es muy difícil salir de su órbita. Esto representa a la perfección a Ana de Armas, la joven actriz que desde que llegó a la meca del cine no para de cosechar críticas elogiosas y papeles cada vez más ambiciosos, transformándose así en una de las niñas mimadas del ambiente.
Nacida en Cuba en 1988, debutó en la pantalla grande a los 16 años con Una Rosa de Francia, una producción española filmada en su país natal bajo la dirección de Manuel Gutiérrez Aragón. La educación artística recibida en su tierra fue el punto de partida para salir a explorar el mundo como actriz. Al cumplir los 18 años sacó la ciudadanía española y fue a probar suerte en el viejo continente.
A los meses de haberse radicado en España obtuvo un papel en la serie El Internado, un rotundo éxito que además la posicionó como una de las actrices emergentes del momento. Trabajo no le faltó en lo absoluto, ya que entre 2007 y 2015 participó en una decena de producciones, tanto en la pantalla chica como en la grande.
En ese mismo 2015 fue que dio el gran salto en su carrera, aterrizando en Hollywood para participar en Knock Knock, la película de suspenso que protagonizó junto a Keanu Reeves y Lorenza Izzo (Once Upon a Time in Hollywood), dirigida ni más ni menos que por la peculiar mente de Eli Roth (Hostel).
Como dijimos al comienzo de la nota, ¿qué sucede una vez que se logra entrar en el circuito hollywoodense? Es muy difícil de salir, más aún cuando Ana de Armas reúne ese cocktail tan preciado por los productores: talento y magnetismo, acompañados al mismo tiempo por una belleza innegable.
Después de Knock Knock, su carrera fue boyando por diversos roles secundarios, siempre en el cine, que sin tener una trascendencia marcada logró siempre salir bien parada en cada una de sus interpretaciones. War Dogs, Hands of Stone, Exposed -aquí trabajando una vez más con Reeves-, aunque no puedo dejar de destacar su labor en Blade Runner 2049, actuación que le valió una nominación al Premio Saturn.
Con un 2018 alejando de los largometrajes, este año Ana de Armas volvió con todo, participando en cuatro producciones distintas -de hecho eran cinco, porque formaba parte del elenco de Yesterday pero en el proceso de post-producción fue sacada del corte final, con una posterior disculpa de Danny Boyle-, logrando en Knives Out de Rian Johnson uno de los mejores papeles de su carrera, valiéndole además nominaciones en los Globos de Oro y los Premios Satellite, respectivamente.
Si el currículum de Ana de Armas es diverso y pragmático, su futuro no puede ser más que prometedor. Por un lado, se transformará en la nueva chica Bond en No Time To Die, con todo lo que eso representa para una franquicia que estrena su 25º producción. Si bien los detalles de la trama por ahora son parcialmente una incógnita, estamos ante la despedida de Daniel Craig como el agente 007, por lo que esperamos una película a la altura de las circunstancias.
En otra senda paralela, Ana de Armas llevó adelante una de las actuaciones más importantes de su vida y la que puede marcar un quiebre definitivo en su carrera: encarnará ni más ni menos que a Marilyn Monroe en Blonde, una biopic que intentará reflejar la vida de una de las personalidades más relevantes del siglo XX en los Estados Unidos, no solo como un ícono del cine sino además por todo lo que generó su muerte.
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