Algunas líneas sobre The Defenders

Esta seguirá a un cuarteto de héroes singulares con un objetivo en común: salvar a la ciudad de Nueva York. Es la historia de cuatro figuras solitarias, agobiadas por sus propios desafíos personales, que se dan cuenta de que podrían ser más fuertes cuando se unen.

The Defenders es la culminación de la primera fase en el ambicioso Universo Televisivo encarado en conjunto por Marvel Entertainment y Netflix, un crossover de duración limitada que se anticipaba desde la puesta en producción de la primera serie. Las expectativas quedaron un poco grandes para un programa que pasa con cierta pena y no demasiada gloria, principalmente afectado por la suma de sus partes y un foco puesto de forma insistente en los elementos menos absorbentes del armado colectivo.

La compañía detrás de los superhéroes ha sido un ejemplo paradigmático de la planificación a largo plazo en su variante cinematográfica. Se siguió un camino similar para la pantalla chica, pero el resultado final de este esfuerzo es uno que demuestra los inconvenientes que pueden surgir de este lanzamiento secuencial por fases. Dos temporadas de Daredevil y una de Jessica Jones demarcaron un rumbo y un nivel de calidad que empezó a perderse hacia la mitad de Luke Cage y que nunca se encontró en Iron Fist. Es por eso que resulta un problema mayúsculo que Danny Rand se vuelva el centro de interés en la serie que los une a todos. Después de todo es el menos atrayente de todos y Finn Jones no ha logrado afianzarse como el héroe, uno que no genera empatía y que se ha vuelto insufrible. No es que sea el menos interesante del grupo, como si The Avengers pusiera en el centro de atención a Hawkeye o algo así, sino que se lo ha construido como un mal personaje, incluso dentro de su propio show individual.

La serie se desenvuelve en forma orgánica, cruzando a todos los héroes a partir del tercer episodio. Cada uno –identificados por cierto juego de luces de color- sigue pistas en solitario para resolver un misterio particular que eventualmente los lleva al mismo punto. La historia quiere que primero haya contacto entre Jessica Jones (Krysten Ritter) y Matt Murdock (Charlie Cox), entre cuyos actores hay evidente química y son lo mejor de la serie, mientras que en paralelo se intersectan los caminos de Iron Fist (Jones), Coleen Wing (Jessica Henwick) y Luke Cage (Mike Colter), con intermediación de la Nick Fury de Harlem, Claire Temple (Rosario Dawson). Todos llegan al edificio de Midland Circle, aquel del agujero gigante en Daredevil, y dan pie a una buena secuencia de combate en un pasillo, una marca registrada dentro de este Universo Televisivo. Iron Fist fue una sincera decepción en términos de combates y The Defenders mejora el nivel, aunque tampoco quede del todo a salvo. Para ser tan solo 8 episodios, las luchas abundan y todos tienen su oportunidad de lucirse. Cada uno pelea según su estilo determinado -Jessica y Luke a lo bruto, el Diablo de Hell’s Kitchen como un acróbata marcial-, pero en su mayoría son secuencias que se sostienen menos en la coreografía y más en movimientos de cámara, edición rápida e iluminación. Philip J. Silvera dejó muy alta la vara en términos de coordinar estas escenas en las dos temporadas de Daredevil y quienes ocuparon su lugar en los shows siguientes no lo han podido replicar.

Así como el foco puesto en Danny Rand es un perjuicio, también lo es la redundancia con La Mano. Ya en Iron Fist se había tomado a esta organización, que había probado ser una de las patas más flojas de Daredevil, y se la había puesto en el centro de la escena sin ninguna cara de peso. Se vuelve a la carga con el grupo, ahora con más dedos y con una clara líder en Alexandra (Sigourney Weaver), así como un arma letal en Elektra (Elodie Yung). Estos shows, no obstante, han funcionado mejor con la oportunidad de crear villanos fuertes con los que establecer una lucha más bien personal. Se lo logró con Wilson Fisk, Kilgrave y hasta Cottonmouth Stokes, pero ya en Iron Fist se notaba esta ausencia de alguien preponderante que ocupara ese espacio. La actriz de Alien está pensada para llenar ese lugar pero, por mejor trabajo que haga, se hace difícil que pueda consolidarse como tal cuando desde el guión se la piensa como una villana más propia del Universo Cinematográfico. Jefa de una organización que opera en las sombras, eterna buscadora de la inmortalidad, destructora de ciudades despiadada e implacable, es una amenaza considerable pero no una antagonista destacada.

La serie está algo sobrecargada, pero aun así funciona. Cuatro héroes con sus mentores, aliados, intereses románticos y policías contra todo un grupo de villanos con Elektra y un ejército de ninjas a sus espaldas. Todos confluyen por medio de diferentes vertientes hacia un mismo curso, uno bien familiar pero que se puede disfrutar. La banda de inadaptados que se unen en pos de un fin común y descubren que juntos son más fuertes es bien tradicional y no tiene demasiadas sorpresas. Se deja ver porque los héroes son conocidos y, en su mayoría, son de nuestro agrado. Como un ejemplo más grande pero menos puntual de lo visto previamente, Daredevil y Jessica Jones se comen la serie, Luke Cage no tiene demasiado que ofrecer -después de todo es indestructible y eso resta interés- e Iron Fist es incapaz de ser el favorito de alguien. Un cambio positivo respecto a este último es que el contacto con otros héroes super-poderosos lo pone en otra perspectiva y eso puede ayudar en la continuación de su serie individual. No es el único con habilidades y se lo respeta más bien poco, con lo que quizás se tome menos en serio a futuro, sobre todo con su programa en manos de otro showrunner.

The Defenders se pensaba como un punto de llegada, pero no es más que uno de partida. Las expectativas eran importantes y no se puede decir que haya estado a la altura. Marco Ramirez y Douglas Petrie decidieron poner el foco en los elementos menos llamativos de la segunda temporada de Daredevil y de la floja Iron Fist, con una amenaza diluida que se percibe redundante. El objetivo de reunir a los cuatro héroes puede haberse cumplido y se forjaron vínculos entre ellos, en tanto que se puso en movimiento a los personajes para la continuación de sus series propias. Eso no quiere decir que haya sido suficiente.

 

 

 

 

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Migue Fernández

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