Algunas líneas sobre la primera temporada de Euphoria

Una nueva historia sobre el irreverente mundo adolescente.

Euphoria, Zendaya, Rue, Jules, HBO

Durante décadas hemos asistido a una gran cantidad de productos televisivos enmarcados en el mundo de adolescentes. Desde las noventosas Beverly Hills 90210 y Dawson’s Creek, pasando por la genial Skins -la versión británica-, hasta la irreverente Sex Education, sin contar las típicas sitcoms o las habituales comedias edulcoradas y románticas que vemos en el cine. Todas intentan contarnos una historia «original» sobre esta etapa de la vida y algunas, como Euphoria, parecen lograrlo.

Desde el vamos, Euphoria no nos trae una historia original. Se basa en una serie israelí homónima del 2012, cuyos derechos fueron adquiridos por HBO. Lo que sí hace es proponer una mirada honesta y transparente del mundo adolescente. Rue (Zendaya) es una joven que ha tenido problemas de personalidad desde niña, los cuales son difíciles de controlar por su madre, y aunque tiene una excelente relación con su hermana menor, no es suficiente para sacarla del camino de depresión, autocompasión y autodestrucción en el que se halla. Es por ello que su válvula de escape serán las drogas y el alcohol, permanentemente al borde del abismo.

Cabe aclarar que no es ninguna novedad, de hecho Skins ya era bastante sincera al tratar la temática adolescente, en tanto que Sex Education hace lo propio al abordar con clara insolencia un tema tabú: el sexo. No obstante, Euphoria presenta un retrato políticamente incorrecto, no solo con los atributos de las otras sino también con oscuridad y desolación. Nos coloca en la piel de sus protagonistas para sumergirnos es este universo juvenil, que a toda costa intenta alejarse del humor fácil y el cliché de sus personajes, los cuales cuentan con un abanico bastante amplio y profundo de personalidades. Todos ellos convivirán gracias a sus vínculos escolares y, por ello, tendrán sus cofradías, sus códigos y su manera de sobrellevar la «incomprensión», sea la violencia, drogas, alcohol o sexo.

Euphoria, Zendaya, Rue, Jules, HBO

Y es que Euphoria no pretende en ningún momento hacernos sentir bien como espectadores. No nos dice que la adolescencia es una etapa difícil de la vida porque corresponde a un capricho hormonal propio de la edad. Y tampoco quiere darnos un mensaje de superación, que sin importar lo estropeados y maltrechos que estemos hay una luz al final del túnel o que el amor lo resuelve todo. No, Euphoria rechaza todos estos «cánones» de las series de adolescentes y nos presenta una historia cruda y dramática, en la que los personajes son violentos, sumisos, depresivos, suicidas, adictos, llenos de dudas, miedos, traumas y conflictos adultos. No solo por causa de la efervescencia juvenil, sino más bien debido a sus familias, entornos y la vida que les tocó vivir.

Y esto es importante, porque sin quitarle el foco a los jóvenes y sin perder la perspectiva de la serie, también se presenta a los padres y familias de los adolescentes y, más importante, el cómo influyeron en el crecimiento de los chicos. Lo interesante es que por nada se pretende justificar las conductas inadaptadas o desastrosas de los protagonistas, la serie solo lo pone sobre la mesa y ya. Y lo hace muy bien.

Otro punto a favor del show es a la hora de presentar sentimientos, como la amistad y el amor. Estos están sujetos a la comodidad y al mínimo esfuerzo, lo cual es propio de la edad. No son conceptos eternos, de hecho se reducen al «pasarla bien» y «me gusta cómo me tratas y cómo me siento contigo» sin intención de incomodarse, con plena conciencia del egoísmo, quitándole el romanticismo a la idea de las relaciones eternas. Claro que hay excepciones, como el caso de Rue y Jules.

Euphoria, Zendaya, Rue, Jules, HBO

Una relación de amistad instantánea que poco a poco irá presentando una avalancha de emociones bien llevadas. Es así que las chicas tienen una identidad propia y ajena a cualquier percepción externa. Por lo tanto, desde su entorno, se ven enamoradas y, como tiene que ser, no son cuestionadas por ello. Ocurre lo mismo con el arco individual de Jules, que no se centra en su identidad trans, siendo una adolescente que tiene los mismos problemas que cualquier otro en su relación con el sexo.

Debo reconocer que cuando vi el primer episodio quedé sorprendida al apreciar escenas e imágenes realmente explícitas. Las secuencias de consumo de drogas y sexo puede llegar a herir sensibilidades, sin embargo encajan con la estética y temática de la serie. Además, esta trata con humor algunas situaciones y, en dosis reguladas, los personajes rompen la cuarta pared, para dar al espectador un respiro después de algún momento que nos deja sin respiro y al borde de la depresión. El último capítulo es sencillamente fantástico, aun cuando produce una fuerte desazón. No es una serie de finales felices. Casi todas las líneas argumentales quedan abiertas, pero a no desesperar… HBO ya confirmó su segunda temporada.

Como es habitual para la cadena, los valores de producción son impactantes. La calidad interpretativa es muy alta, sobre todo Zendaya, que lleva sobre sus hombros al personaje principal, y es realmente convincente. Es alucinante verla en sus momentos de trance, de consumo, de desesperación, de confusión y de sobriedad, pues demuestra todo el rango de la actriz, a la que vengo siguiendo desde sus inicios en Disney. Me deja gratamente sorprendida. Casi lo mismo se puede decir de Hunter Schafer (Jules).

Euphoria, Zendaya, Rue, Jules, HBO

Otro de los puntos clave recae en la música, la cual es precisa para cada momento y temperamento. Acompaña perfectamente la estética, teniendo su punto máximo en el capítulo final. Se le suma la fotografía en tonos oscuros para los momentos más duros o fuertes de la serie; los filtros opacos están presentes en todas las escenas, incluso en los escasos días brillantes. Y los efectos no tienen que ser impresionantes porque no es la demanda de la serie, pero los que hay están realmente logrados. La edición es, particularmente, otro de los elementos a resaltar, pues creo que los recursos de flashbacks aparecen en el momento justo, lo mismo que la ruptura de la cuarta pared, sin caer en excesos.

Euphoria está muy lejos de ser solo entretenimiento o una serie que acaricia el alma. Por el contrario, es fuerte, cruda, violenta, angustiante, perversa y dramática. Sentimos empatía por los personajes, a quienes capítulo a capítulo conocemos más, y con ellos nos interesan sus interacciones. Y, claramente, le dice a su audiencia adulta con desparpajo que no hay fórmula para la paternidad, sin importar cuánto se esfuercen. Como expresa la mamá de Rue en el episodio final: «Sabes que la decisión será únicamente suya y solo puedes esperar que se dé la oportunidad que se merece», en el marco de un conmovedor discurso.

Finalmente, Euphoria nos invita a formar parte de su atmósfera intoxicadora llena de excesos y sin censura. No se esfuerza ni un poco en edulcorar nada. No es positiva ni inspiradora, nos presenta una gran diversidad de personajes y tal vez muchos adolescentes se sentirán identificados con alguno de ellos. Por lo pronto, esperamos la segunda temporada para ver si nuestro shippeo favorito tiene un final feliz -soñar no cuesta nada-.

9 puntos

 

 

 

 

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