En el pueblo de Winden, Alemania, la desaparición de dos niños abre un abismo donde se pone en duda el concepto del tiempo. La pregunta no es quién los secuestró... sino cuándo.
Entre tanta parafernalia que estrena Netflix mensualmente, el constante bombardeo a los sentidos hace que a veces se deslicen series y películas por resquicios diminutos, pero que vale la pena explorar. Estamos acostumbrados al ritmo de la plataforma, de estrenar tanto series originales como continuaciones de ciertas sagas de prestigio, pero de tanto en tanto sumerge sus delicados pies en aguas internacionales. Tal es el caso de Dark, una serie de suspenso y misterio sobrenatural con elementos sumamente interesantes que proviene de tierras germánicas.
Como espectador, siempre intento buscar aquellas series que me desafíen mentalmente. Está claro que uno debe mirar de todo tipo, pero aquellas a las que hay que prestar atención de cerca para no perder el hilo son mis favoritas. Me resultan sugerentes y estimulantes, y eso provoca Dark. Comparada con Stranger Things, a partes iguales justa e injustamente, la serie creada por Baran bo Odar y Jantje Friese -él dirigió toda la temporada mientras que ella fue autora o co-autora de todos los episodios- tiene como disparador un suicidio en circunstancias por demás sospechosas, y la desaparición de un niño en plena noche tormentosa. Sí, a primera vista se parece mucho a ya-saben-cual serie, pero les prometo que es un un primo extranjero con el que comparten ciertos tonos espirituales y ya. Dark ha sido mencionada también junto a la icónica Twin Peaks, y podemos ver el porqué. A lo largo de diez episodios, una saga familiar se despliega a lo largo y ancho del pueblo de Winden, donde esparce sus oscuras raíces por donde quepa. Sí, Dark es oscura, de a ratos demasiado, y se anima a llegar hasta donde las gélidas sensibilidades europeas le permiten.
El elenco es tan vasto y la historia tiene tantas ramificaciones que es muy posible que se pierdan en los primeros intentos, más si se la ve en el idioma original, como Dios manda. Conocer al pueblo entero, en una historia donde nunca se aclara quién es el protagonista, puede resultar mortal cuando el mismo tiempo se desdoble y estemos viendo a dos o hasta tres versiones de los mismos personajes en líneas de tiempo diferentes. Es un juego peligroso pero entretenido que propone, que tiene sus buenos frutos con el correr de los capítulos. Si buscamos actores principales, ese es el Ulrich de Oliver Masucci (qué no, no es un hermano ni primo perdido de Mads Mikkelsen), el padre del chico perdido en el primer episodio que no parará hasta encontrar a su retoño, y el sensible Jonas de Louis Hofmann, quien se ve atormentado una y otra vez tras la muerte de su padre. Se puede decir que ellos dos son el eje de la serie y que el resto de los secundarios giran en torno a ellos.
Si hay detalles que comentar, aparte de la catarata de personajes que aparecerán en pantalla, es que el nivel de pesimismo que maneja la trama es alto. Contrastado con las bellas y lúgubres imágenes del pueblo que conjura el director, hay poco o nada a lo cual sujetarse para con los personajes, emocionalmente hablando. Las miserias de cada uno salen a flote con el paso de la investigación policial, pero quizás es porque sus vidas han sido acopladas al destino del pueblo a lo largo de años y años de tragedias inexplicables que se sacuden fuertemente los unos a los otros. En lo que compete a los jóvenes de la trama, sus idas y venidas son cansinas y aburridas, no pasa nada entre ellos que valga la pena destacar y es una pérdida de tiempo para el espectador así como también relleno a la resolución de la trama. Pero si nos enfocamos en los personajes adultos, lotería, es donde el peso de la narración se halla y donde el espectador se encontrará más a gusto.
Poseedora de una de las aperturas más hipnóticas que verán en años, Dark -título simplista y cobarde si los hay- promete un viaje de suspenso en el que nadie está exento de culpa ni pecado. Sus diez episodios se deslizan certeramente hacia revelaciones impensadas, y aunque su escena final se sienta forzada y fuera del tono dentro de la serie, la noticia de la renovación de una segunda temporada promete más marcos temporales a descubrir.
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