Como seguramente la mayoría de ustedes hizo, en cuestión de una tarde terminé de ver los cuatro capítulos de Carmel, ¿quién mató a María Marta?, que duran un aproximado de 60 minutos cada uno. Con suerte me detuve a respirar entre episodios, es que Carmel despierta eso que allá por principios del 2000 fascinó a la opinión pública y al periodismo, generando hipótesis de todo tipo, algunas rozando lo bizarro, que nunca dejaron de estar en la tapa de todos los diarios y revistas del país.
El 27 de noviembre de 2002, en el contexto de una Argentina aún apaleada por la crisis económica del 2001, el corralito y los programas de chimentos, la socióloga María Marta Garcia Belsunce moría en su casa en un country en Pilar. La tragedia, que en primera instancia fue comunicada por la familia como un accidente doméstico, fue en realidad un crimen que aun hoy, 18 años más tarde, no tiene responsable concreto.
Carmel reconstruye los hechos de la tarde de aquel domingo junto al viudo Carlos Carrascosa -quien fue condenado a cadena perpetua por el homicidio y luego liberado por irregularidades de la investigación-, los hermanos Horacio Garcia Belsunce, Irene y John Hurtig y el fiscal Diego Molina Pico, entre otros testimonios de amigas de la victima, abogados y periodistas. Todos fueron piezas claves en el caso y lo son hoy en cada episodio.
El director de Carmel, Alejandro Hartmann cuenta que siempre debatió el caso con colegas y pensó en algún momento una ficción posible, imaginando cuál seria el final. La entrada al proyecto de la showrunner y documentalista Vanessa Ragone le da el extra perfecto para una producción donde se destaca el proceso de investigación realizado por Sofia Mora y se mantiene la ecuanimidad en los testimonios, sincronizados acertadamente al ritmo de las recreaciones del minuto a minuto de la noche del 27 de noviembre de 2002.
La serie no solo deja una seguidilla de bromas en Twitter acerca de la modalidad del careo y los muebles del juzgado provincial, sino que pone nuevamente en evidencia el fracaso de nuestro sistema judicial.
Vuelve a traer hipótesis abiertas a libre imaginación del espectador, sin resolver en ningún momento en la búsqueda de retomar ese antagonismo en la opinión pública y en vías de un nuevo juicio por el crimen de María Marta, esta vez al sospechoso Nicolás Pachelo, vecino del country al momento del hecho, quien fue señalado desde siempre por la familia como el verdadero culpable.
Con material inédito recorre el caso a través de los años. Con videos del juicio, audios y fotografías, logra exitosamente marcar el contraste con la actualidad evidenciando el paso de los años en cada uno de sus protagonistas. Y remarco, la única certeza que ha quedado en torno al caso, después de casi 20 años, es que nadie sabe quien mató a María Marta.
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