La primera alarma que dispara Focus en el inconsciente colectivo es la de ser una versión con mucho glamour y romance de ese gran clásico argentino titulado Nueve Reinas. Grandes diferencias si las hay, en el lugar del estafador novato que interpretaba Gaston Pauls tenemos a la bomba sexual que es Margot Robbie, y su contraparte, el Ricardo Darín experimentado es en este caso el gran Will Smith, cuya carrera ha visto mejores días pero aún posee ese carisma que le rezuma por cada poro. La estafa ya no tiene lugar en una sola ciudad sino que se vuelve moderadamente internacional, y el botín en juego es una suma millonaria. Glenn Ficarra y John Requa -la dupla detrás de geniales comedias dramáticas como I Love You Phillip Morris y Crazy, Stupid Love– se anotan nuevamente un par de puntos debajo de la lista imaginaria de Películas que no aportan mucho pero que son tremendamente entretenidas. Varias de las nociones que toca ya han sido revisitadas muchas veces y con mejor -o peor- suerte, pero la fuerza centrífuga que genera su pareja protagonista, en especial Robbie, hace de esta propuesta una sólida salida al cine.
Mi gran problema con Focus, y uno mínimo si vamos al caso, es el gran cambio tonal que se nota conforme avanza la trama. De a ratos es una comedia, cuando quiere intenta bordear el romance, y cuando lo necesita apuesta todo o nada al suspenso. Ficarra y Requa dirigen su propio guión y las muchas ideas que tienen en su cabeza a veces entrechocan en la pantalla, con un resultado no tan satisfactorio como uno pudiese esperar. Tener una escena rebosante en suspenso y peligro, para rematarla con un chiste y una morisqueta de Smith a veces no es la mejor resolución, y eso genera un conflicto importante en el espectador. Este queda desconcertado, o quizás sea una manera de hacer perder el foco, la concentración del título -guiño, guiño-. Si le sumamos el hecho de que la gran diferencia de edad entre Smith y Robbie no ayuda a generar la mejor de las químicas, es una gran brecha la que los directores deben rellenar.
La suerte está del lado de los directores que, sin querer queriéndolo, explotan las virtudes que tienen a mano. El submundo de los carteristas y sus modus operandi es rápido y excitante, y las primeras interacciones entre la pareja protagonista rebosan de inteligencia y picardía. Cuando el crimen escala a las grandes ligas, hay una fabulosa secuencia en la cual se luce el maravilloso B.D. Wong como un millonario adicto a las apuestas, que genera la mejor escena del film, rebosante de suspenso y mucha comedia, donde los directores demuestran todo su poderío visual y narrativo. Una vez que esa termina es donde la historia podría decirse que inicia su descenso cuesta abajo.
Desde los calurosos pantanos de Nueva Orleans a las familiares calles de Buenos Aires, donde tiene lugar el resto de la historia, el brusco corte de la acción genera un efecto latigazo del cual es difícil regresar. La nueva estafa no es mucho más incipiente que la anterior y no genera la misma adrenalina, aunque el botín en juego es bastante suculento. Si a eso le sumamos una gran cantidad de giros de efecto en el tramo final, el resultado queda corto del potencial que tenía al comienzo. Will Smith no es la estrella que era antes pero todavía tiene esa chispa innata que lo hace sobresalir casi en forma instantánea, aunque su cara cansada diga una cosa pero su cincelado cuerpo diga otra. El americano, sin embargo, no tiene manera de frenar al huracán australiano a su lado, ya que Margot Robbie se come la película bocado a bocado, con ese aire tan despistado y andares de femme fatale absoluta.
Focus es una fastuosa historia criminal que quizás se crea más inteligente de lo que es. Al subestimar al espectador con sus giros de guión es donde quizás pierda más fuelle, pero con suficientes escenas entretenidas, un desarrollo interesante y un dúo en pantalla magnético, sobrelleva cualquier falla externa. Eso y que Margot Robbie ha llegado para quedarse. Si The Wolf of Wall Street fue su salto en trampolín olímpico, Focus es su zambullida perfecta en la piscina que es Hollywood.
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