El ensamble está completo, el primer Vengador fue el último en llegar, y el megaproyecto previsto para mayo del 2012 ya no tiene nada que se interponga en su camino hacia el éxito de taquilla. El patriota más grande que el mismísimo Tío Sam irrumpe en las pantallas de todo el mundo ondeando su bandera azul, roja y blanca junto a su americanismo exacerbado y, para gusto de fanáticos y espectadores en general, no lo hace nada mal. O, para decirlo en forma más precisa, durante una buena parte logra presentarse como una muy buena película.
El largo camino del héroe se divide, como es habitual, en dos tiempos. Por un lado está Steve Rogers, flaco, débil y enfermo, pero con agallas y ganas de unirse a un Ejército que lo rechaza constantemente a causa de sus problemas físicos. Por el otro, el Capitán América, alto, fuerte y musculoso, pero con el mismo corazón y espíritu que su yo pasado. Una de estas partes está bien llevada, con trabajo sobre los personajes y el guión, un logrado retrato de época que permite introducir el mundo del superhéroe de Marvel a todo aquel que no haya leído nunca un comic. La otra, por el contrario, tiene efectos. Y es este sometimiento a la forma estándar de hacer este tipo de filmes lo que termina descuidando todo lo hecho hasta el momento.
Christopher Markus y Stephen McFeely, quienes a pesar de venir imbuidos de Narnia no hicieron una adaptación infantil, dan un paso al costado en el guión y permiten que los efectos especiales se hagan cargo de la historia. Que la sucesión constante de escenas de acción y el ralenti Zack Snyder conduzcan en piloto automático algo que estaba bien manejado. Se podría decir que a medida que gana en Capitán América, pierde como película.
Pero antes que el músculo le ganara la batalla a la emoción y al argumento, una buena historia de superhéroes era desarrollada. Joe Johnston, director de trayectoria oscilante, aprovecha los recursos a disposición para llevar su adaptación en un bello tono ocre, con tres pesos pesados como Hugo Weaving, Stanley Tucci y Tommy Lee Jones, acompañando a un elenco joven que funciona. Este efecto incluso se mantiene durante buena parte tras la transformación de Steve Rogers, antes que el cambio al Capitán América sea total.
Entretenida, con buenas dosis de acción y efectos aunque no bien repartidas, supera la categoría de mera presentación que tenía su predecesora Thor. La diferencia de 70 años con el presente ayuda a que no sea una referencia constante al The Avengers por venir y que se haga un desarrollo por separado antes de la conocida unificación. Captain America: The First Avenger no es the best avenger, pero se acerca bastante.
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