Crítica de Cafarnaúm: la ciudad olvidada

Un niño de no más de 13 años se para frente al juez y le dice que quiere denunciar a sus padres por haberlo traído al mundo. Cafarnaúm es la película libanesa que competirá este domingo en la categoría de Mejor Película Extranjera en los Oscars y narra la historia de Zain, un chico que debe enfrentar situaciones desgarradoras.

Nadine Labaki es la directora del film y su intención era narrar la realidad de muchos niños en Líbano, de la vida en la calle, la marginalidad, la miseria y la desesperación. Y consiguió al actor ideal: Zain Al Rafeea interpreta al protagonista que lleva su mismo nombre, es un inmigrante sirio que fue elegido mientras trabajaba entregando pedidos. Sin ningún tipo de experiencia actoral y habiendo vivido algunas de las situaciones por las que pasa su personaje, este chico carga con todo el peso emocional de la trama y su interpretación emociona hasta las lagrimas.

La historia sigue a este niño que no sabe muy bien qué edad tiene porque jamás fue registrado. Empieza en el juicio pero eso sirve como excusa para narrar todo lo que lo llevó hasta ese momento. De tener que cuidar a sus hermanos hasta huir de la casa y terminar viviendo con Rahil (Yordanos Shiferaw), una inmigrante ilegal de Etiopía, y su hijo Yonas (Boluwatife Treasure Bankole). La película es dura, es visceral. Todo lo muestra de una forma que pretende ser realista pero al mismo tiempo intentando que se note que es a través de los ojos de un niño.

Aunque es emocionante y sirve como un retrato de la vida que padecen los refugiados y marginados en Líbano -pero es fácilmente trasladable al resto del mundo-, se encuentra en la fina linea en la que no se sabe si se está explotando la lástima y forzando al espectador a sufrir o si es cine con valor agregado. Más allá de esta cuestión, no es un cine al que estemos acostumbrados en esta parte del mundo y puede que requiera un poco más de paciencia el verla, aunque en los aspectos técnicos sea una maravilla.

Una historia difícil de digerir pero necesaria al mismo tiempo, Cafarnaúm le partirá el corazón al espectador pero también le dará esperanza.

 

 

 

 

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