The Walking Dead va siempre al mismo ritmo, uno con el que el público está demasiado familiarizado. Explosivos episodios en el arranque, mitad y final de temporada, con relleno de mayor o menor calidad en el medio. «The Day Will Come When You Won’t Be» mostró las escenas más brutales de la serie y aún se lo comenta, mientras que «The Well» nos reveló las bondades del Reino y nos introdujo al Rey Ezekiel, un capítulo de transición que presentó nuevos personajes y un entorno seguro. «The Cell» viene a bajar la vara.
Algo que TWD debería aprender de Game of Thrones, o de cualquier otro show para el caso, es el de manejar más de una línea argumental en simultáneo. El limitarse al comienzo de la era Negan y Lucille en el primero estuvo absolutamente justificado porque a nadie le interesaba otra cosa, mientras que el dedicarse de lleno a Morgan y Carol en el segundo también tuvo su sentido. En esta oportunidad, sin embargo, frustra que el foco esté puesto únicamente en Daryl y Dwight, más allá de que el primero sea el favorito de todos. Suena la genial «Town Called Malice» (Un pueblo llamado malicia, nada sutil) mientras el hombre de los Salvadores pasa por distintas etapas para conseguir los ingredientes para hacerse un sandwich, lo que ayuda a dar un rápido vistazo a las instalaciones y da un panorama de cómo funcionan las cosas en tierra de Negan -de lo mejor del capítulo-. Es uno de los episodios más musicales de la serie, dado que la siguiente canción que suena es «Easy Street», la cual se repite una y otra vez como método de tortura psicológica contra Daryl.
Este, al igual que lo deben estar todos sus amigos, está claramente afectado después de las devastadoras muertes de Abraham y Glenn, especialmente porque tiene cierta responsabilidad en la del segundo. Encarcelado en la celda del título, se lo ve desnudo, sucio y se lo alimenta con sandwiches de comida de perro, lo que refuerza aún más el contraste entre los dos D. Como prisionero en este santuario, sus opciones son tres: puede trabajar miserablemente para ganarse lo que coma, puede ser un muerto vivo en una estaca o puede vivir como un rey. Para lo último, deberá quebrarse y someterse a la voluntad de Negan. Todos son Negan -una buena forma de ser omnipresente-, todos se arrodillan frente a Jeffrey Dean Morgan y no se lo cuestiona. Un intento de escape frustrado pone esto en evidencia y la consecuencia es una nueva golpiza para el personaje de Norman Reedus, que es llevado a los aposentos del soberano dueño del bate, quien ofrece todo el contexto que necesitamos sobre Dwight.
Al de Austin Amelio se lo conocía desde mitad de la sexta temporada, cuando se cruzó con Daryl mientras escapaba junto a su mujer Sherry y su cuñada Tina. Resulta que esta última iba a casarse con Negan para que este le diera la medicina que necesitaba y, después de su muerte durante el fallido escape, Sherry es la que terminó casándose con él. Dwight sufre como cualquier otro a las órdenes del carismático antagonista, lo que da una idea de que podría convertirse en aliado llegado determinado punto. El hecho de salir a buscar a un fugado con el que tenía cierta historia y devolverlo en la forma de un caminante para clavar en una estaca, demuestra que la conversión podría no ser sencilla. Daryl, por su parte, no se quiebra delante del villano, que otra vez tiene varias oportunidades para deleitarnos con sus diálogos. Jeffrey Dean Morgan realmente se está luciendo en el rol.
Para el cierre suena «Crying» de Roy Orbison y Daryl, claro, rompe en llanto. El objetivo del episodio fue bastante transparente y se lo alcanza, pero sufre de un estiramiento innecesario y se hubiera beneficiado de ampliar el foco a más de dos personajes. Es evidente que Dwight no está «genial» con Negan, pero no es alguien tan fundamental en esta historia como para haberle dedicado tanto tiempo -mantuvo diálogos con su ex mujer, con Daryl, con Negan, con Gordon, se le dedicó la excelente apertura y más-. Y del favorito de la audiencia no hubo demasiado aquí, más allá que verlo sufrir en silencio y poner en práctica alguna de sus habilidades para un escape fallido. Es una suerte de punto muerto en el avance, dado que se podría haber hecho lo mismo más rápido y visitar un poco Alexandria, algo para lo que se tendrá que esperar una semana más. ¿Qué opinan?
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