Algunas líneas sobre Black Mirror – Temporada 4

Un repaso por cada episodio de la recientemente estrenada cuarta temporada en la antología creada por Charlie Brooker.

Black Mirror

Ha llegado esa época del año otra vez, en donde el futuro cercano acecha y el pesimismo es moneda corriente. Es la hora de la nueva temporada de Black Mirror, en la que su creador y guionista Charlie Brooker nos propone seis historias de un mañana distópico que tienen mucha tela para cortar. Mucho se ha hablado de que el salto de la serie desde el canal británico Channel 4 a Netflix la ha afectado, pero la calidad sigue intacta y más afilada que nunca. Si hay algo que tienen estos episodios en general, es que siguen la pauta de temor tecnológico que invade cotidianamente nuestras rutinas. Porque no hay peor miedo que el representado por lo cerca que nos encontramos de estos universos paralelos que propone Brooker. Podemos ver en el horizonte estas nuevas aplicaciones que nos terminarán dominando y ese dejo agrio no se quita de la boca en ningún momento de la variedad de capítulos disponibles, justo antes de que termine el 2017. Uno por uno iremos desmenuzando cada historia en su correspondiente orden cronológico a continuación:

Black Mirror

USS Callister: dirigido por Toby Haynes (Sherlock, Doctor Who, entre otras series británicas), nos mete de lleno en la vida de un creador y programador de un juego multijugador masivo muy exitoso, pero que en la vida real es un don nadie introvertido y motivo de burla de sus colegas de oficina. Su lugar de escape es su propia creación, «Infinity», donde es el capitán de una tripulación espacial que lo idolatra. Pero las cosas, claro, no siempre son tan claras como parecen y pronto el equipo revelará la cara del verdadero villano. Cristin Milioti es la nueva integrante de la oficina y la sustituta de la audiencia en este genial homenaje, muy obvio, a la serie Star Trek. Pero no de homenajear vive este episodio. No, no. Callister es el primer capítulo de la serie abiertamente de comedia, con elementos que descolocan al principio por no estar acostumbrados a la liviandad de los chistes en Black Mirror. Eventualmente uno entra en ritmo y se mete de lleno en las aventuras de esta tripulación condenada a los estereotipos. El elenco se presta a la humillación en el hiperespacio y el resultado final es lo que muchos consideran el mejor episodio de la temporada, pero es por el efecto Marvel, donde la comedia está a la orden del día y disfraza algunas falencias del guión. No se le puede discutir nada, es un experimento totalmente nuevo para Brooker y compañía, pero se agradece haberlo intentado y salir airosos en forma genial.

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Arkangel: ahora si, estamos en terreno predominantemente blackmirroriano. Si tuvieras la oportunidad de controlar los movimientos de tu pequeño para asegurarte de saber siempre dónde está y las situaciones a las que se está sometiendo, ¿le implantarías un microchip en su cabeza? La actriz y directora Jodie Foster -que viene dirigiendo ya episodios para Netflix de Orange is the New Black y House of Cards– se encarga de este relato en donde una madre hará lo que sea para proteger a su hija. Es un lineamiento muy clásico de la serie y no se puede culpar a la gran interpretación de Rosemarie DeWitt, pero en líneas generales es una trama que hemos visto antes, con elementos perturbadores claro está, pero nada particularmente destacable por sobre la media de esta temporada y otras anteriores.

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Crocodile: la verdadera piña en la nuca que se tiene preparada esta cuarta antología. Un accidente del pasado vuelve a perseguir a la ahora exitosa arquitecta Mia -una siempre genial Andrea Riseborough-, quien no parará ante nada para no dejar salir ese secreto a la luz y así arruinarle la perfecta vida que lleva. Dirigido por John Hillcoat (The Road, Lawless) con oscuridad y ferocidad, teniendo de escenario las gélidas tierras de Islandia, el descenso al infierno de Mia viene acompañado de una historia secundaria, donde una intrépida investigadora de seguros (Kiran Sonia Sawar) se vale de un dispositivo que recuerda momentos para resolver un accidente peatonal. Las vidas de ambas mujeres irán inexorablemente a la par, en un evento que parece una tragedia en cámara lenta: todos sabemos que sus caminos se van a cruzar y el resultado es tan brutal como inesperado. Y eso no es todo: el deliciosamente oscuro guión de Brooker tiene dos revelaciones en espera que resultan demoledoras, como es la tradición de la serie.

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Hang the DJ: llegamos a EL episodio de la cuarta temporada. Hang the DJ, dirigido por Tim Van Patten (Game of Thrones, Boardwalk Empire, The Soprano y más) tiene la combinación ganadora que hace de él un episodio perfecto. Un uso de una aplicación llevada al paroxismo distópico, en donde una todopoderosa Tinder rige por sobre todas las relaciones y les da incluso una fecha de vencimiento, dos protagonistas increíblemente carismáticos en la piel de Georgina Campbell y Joe Cole, y una mezcla de intriga cibertrónica y comedia romántica cuya magnitud sólo es revelada en el glorioso final. Es el San Junípero de este año y, si bien las comparaciones son odiosas, resulta en un excelente episodio que se puede mantener erguido y orgulloso de lo que representa.

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Metalhead: el primer capítulo de la serie filmado en blanco y negro, es una pequeña joyita contenida que no se parece en nada a lo que se ha visto en la saga, y eso le juega a su favor. Dirigida por David Slade (Hard Candy, 30 Days of Night y las series Hannibal y American Gods), quien no es ningún extraño en lo que se refiere a hermosos apartados visuales, la trama sigue a un trío de personajes arrojados a un mundo post-pocalíptico, que deben sobrevivir a una amenaza robótica que parece imparable. No hay mucho más que una cacería de humana (Maxine Peake, en una sublime interpretación) contra robot-perro, pero su brutalidad hace que la persecución sea intensa y vívida. Es el episodio más corto de la temporada y creo de la serie, pero no le quita méritos al minimalismo asesino del capítulo.

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Black Museum: el cierre de la temporada es tristemente el punto más bajo de todos. No por ello es malo, pero es una antología de historias macabras enmarcada en la visita de una joven a un museo al lado de una carretera perdida. El nombre del director Colm McCarthy resultaba prometedor luego del estreno de la sugerente The Girl with All the Gifts (de paso, véanla, le da un buen giro al género zombie) y no es que las historias no sean escabrosas o moralistas, no obstante el cúmulo de conceptos y vueltas de tuerca que pega la narración en un santiamén no descoloca pero se siente como si hubiesen arrojado todas las cartas al mismo tiempo, aplastando al episodio que de haber recortado un poco sus elementos hubiese sido fascinante.

Black Mirror se estrenó el pasado 29 de diciembre en su totalidad en Netflix, y desde ese momento ha generado un sin fin de discusiones al respecto. Lo genial es que al hacer un ranking de cuál es el mejor y peor episodio, la lista varía según cuánto se haba visto afectado y/o identificado cada espectador con las seis historias. A algunos les puede parecer una obra maestra, a otros una pérdida de tiempo. Pero llegar al consenso o no, generar discusiones, es uno de los grandes obsequios que aporta la serie nacida en el Reino Unido.

estrella4

 

 

 

 

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