Crítica de The Beguiled / El Seductor

La reclusión de un grupo de chicas en un colegio pupilo para mujeres en la Virginia de 1864, en plena Guerra Civil, se ve interrumpida por el descubrimiento de un soldado herido de la Unión. Su llegada dispara un retorcido relato de seducción y celos.

Cuatro años después de The Bling Ring (2013), una de las directoras más festivaleras y prestigiosas del mercado norteamericano como es Sofia Coppola, quien recientemente fue galardonada a la mejor dirección en Cannes, vuelve con The Beguiled. En su nuevo film adapta «A Painted Devil», la novela de Thomas P. Cullinan, y nos hunde en un drama donde el suspenso y el melodrama se mezclan con el más característico estilo de la cineasta.

En plena Guerra de Secesión norteamericana, en el sur de Estados Unidos, la inquietante armonía en un aislado internado para mujeres se ve interrumpida por la llegada de un soldado yanqui. A partir de allí, la realizadora pone en juego todo su talento para crear un ambiente tan romántico como perturbador, en donde con habilidad lleva al espectador al mundo interno de estas mujeres, dos adultas y cinco jóvenes, representado en la casa; lugar de donde el relato no saldrá durante la hora y media que dure el largometraje.

En un principio, se le podría criticar al argumento no el hecho de un (re)descubrimiento sexual de las protagonistas, sino que justamente sea este descubrimiento, simbolizado en la figura del cabo McBurney (Colin Farrell), el motivo por el que se enfrenten entre ellas. Pero Coppola es lo suficientemente inteligente como para dotar a cada una de ellas de una personalidad y características bien delineadas, logrando que cada mujer sea un gran personaje sin necesidad de la figura masculina.

La directora, también responsable de un gran guión, va llevando el relato a través del diálogo y las situaciones, desde un atisbo de romance melodramático hasta un suspenso ambiguo. A la vez, resulta notable cómo paulatinamente y casi sin darse cuenta va trasladando las emociones del espectador desde las mujeres hacia el hombre, generando un violento viaje donde el público que primero se siente dominador y curioso del conflicto va encontrándose cada vez más asfixiado por lo que sucede.

Salvando las abismales distancias, Sofia orquesta un pequeño tercer acto teatral así como su padre Francis Ford Coppola en The Godfather (1972), en donde terminan de estallar todas las tensiones, emociones y energías sexuales generadas durante el relato, no sin que la directora introduzca esas cuotas de humor que llevan su sello.

La fotografía de Philippe Le Sourd, claramente influenciada por la pintura romántica británica, genera ese ambiente neblinoso y oscuro que solo puede ser iluminado con velas, haciendo que los rostros se vean extraños. Kirsten Dunst y Nicole Kidman interpretan de muy buena forma a las dos mujeres responsables del lugar, mientras que el grupo de niñas -encabezadas por Elle Fanning– manifiestan toda la curiosidad y descubrimiento -por ende, deseo- que puede representar la intromisión de un hombre en sus vidas.

Sofia Coppola demuestra la perfecta adecuación a cualquier género del cual puede sacar el mayor provecho; logra tal espesura de ambiente que es imposible saber cómo podrían reaccionar los distintos personajes en determinada situación. Con muy poco, The Beguiled resulta un film cautivador, atrapante. Con muy poco, Sofia Coppola hace mucho.

estrella4

 

 

 

 

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