Se termina el 2021 y es el momento ideal para hacer balances. Mucho cine argentino de calidad en estos 12 meses, en los que finalmente se pudo volver a las salas. Acá las 10 destacadas que tuvieron su estreno comercial, la mayoría de las cuales pueden encontrar. Cinco documentales, cinco ficciones.
Esquirlas, de Natalia Garayalde.
Una película sobre la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero, en Córdoba. Un documental que parte del material de archivo de la propia directora, que en 1995 tenía apenas 12 años y jugaba con una videograbadora a hacer un programa con su hermano y capturó la desesperación post explosión, las semanas siguientes de conmoción en su ciudad. 25 años después, ese material revisado, editado y puesto a dialogar tiene una potencia enorme. La historia familiar para hablar de un país, de un hecho histórico. En la línea de la notable El Silencio es un cuerpo que cae. Por momentos desgarradora.
Adiós a la memoria, de Nicolás Prividera.
Otro que parte de lo individual para ir a lo social, a partir del archivo propio. En la línea de su primera película M (2007), el cineasta pasa el foco de su madre desaparecida al padre que pierde la memoria. Una enfermedad neurológica degenerativa es el punto de partida para un experimento que permite hablar de la relación con su progenitor, de esa mamá que ya no está -quedaba la memoria, ahora ni eso- y de un país que necesita recordar.
Una casa sin cortinas, de Julián Troksberg.
El documental sobre Isabelita. Un proyecto de reconstrucción que busca indagar en una figura incómoda en nuestra historia, un personaje al que se tiende a ocultar. Un enigma que el director trata de desentrañar con un notable material de archivo y con muchos buenos testimonios, con los que se construye un perfil complejo. Es ambicioso en su propuesta, pero sale bien parado y vale la pena prestar atención a ese momento de la historia.
1982, de Lucas Gallo.
Un verdadero ejercicio fílmico. ¿Cómo hacían para venderte desde los medios que la Argentina estaba ganando la Guerra de Malvinas cuando la realidad era otra? Un director que revisa por seis años todos los programas de 60 Minutos y del especial Las 24 horas de Malvinas, poniendo a dialogar esos fragmentos que 40 años después indignan. La relación de los medios con el poder totalmente expuesta, sin necesidad de entrevistas, voz en off o música. Que hablen las imágenes y los periodistas de la época, con una edición que remite al formato televisivo de aquel entonces.
Rocanrol Cowboys, de Alejandro Ruax y Ramiro Martínez.
El documental de los Ratones Paranoicos que está en Netflix. Una película que en apenas 76 minutos te hace el recorrido por los orígenes de la banda, el éxito, los momentos cumbre de la carrera, la decadencia y el resurgimiento, desde los ’80 hasta la actualidad. Grandes testimonios, mucho material de archivo y ningún pelo en la lengua para hablar de sexo, drogas, rocanrol y las miserias de un grupo que es justamente reivindicado y puesto en el lugar que merece.
Historia de lo oculto, de Cristian Ponce.
Mi gran favorita del año. Una de terror sobrenatural con mucho suspenso, en blanco y negro, con referencias directas a clásicos como El Bebé de Rosemary y Todos los hombres del Presidente. Un grupo de productores y periodistas que hacen la última emisión de un exitoso programa que por presiones van a sacar del aire. Una hora para conseguir una confesión de un empresario vinculado al poder, que puede confirmar los vínculos entre el Gobierno y un aquelarre. En tiempo real, a pura tensión.
El prófugo, de Natalia Meta.
La que mandamos como Mejor Película Internacional para los Oscar, aunque no llegó al corte final. Fue una elección justificada: un importante nivel de producción, un elenco de figuras como Érica Rivas, Cecilia Roth, Daniel Hendler y Nahuel Pérez Biscayart. Un thriller psicológico de esos en los que no tenés muy clara la frontera entre lo que es real y lo que es imaginario. Aplausos para el laburo de Rivas y para lo que se hizo en materia de sonido. Y ese final… para ponerse a cantar y hacer palmas.
Un crimen común, de Francisco Márquez.
El director otra vez se mete con una clase media forzada a enfrentar una realidad que prefiere evitar, como en la notable La larga noche de Francisco Sanctis. Acá una profesora universitaria de sociología ignora los pedidos de ayuda del hijo de su empleada doméstica, que aterrado golpea su puerta una noche. Al día siguiente el chico aparece muerto, el barrio culpa a la Policía y a la protagonista la carcome la culpa. Otro thriller psicológico con un trabajo impecable de su actriz principal, Elisa Carricajo.
Errante corazón, de Leonardo Brzezicki.
La mejor actuación masculina de este 2021 sin duda es la de Leonardo Sbaraglia como este padre soltero en plena caída libre emocional después de una ruptura con su novio y ante la perspectiva de que su hija lo abandone. Lanzado de lleno al desenfreno, al placer efímero que lo amarga por el resto del día, es un trabajo para el que se desnuda por completo. Y que con tantos años de carrera encima se la siga jugando así, marcan el por qué es de los más grandes actores argentinos que hay.
Finde, de Esteban Garay Santaló.
Qué manera de reírme. Una comedia pandémica de terror. Una pareja estresada por el encierro en un monoambiente se va por un fin de semana a una quinta bárbara. Los dueños les ofrecen un paquete premium, trabajar para ellos como sus empleados, y desde ahí todo se complica. ¿Se los quieren coger? ¿Los quieren matar? Divertidísima y muy bien sostenida en sus cuatro actores principales: Malena Pichot, Julián Lucero, Paula Grinszpan y, me pongo de pie, Leo Sbaraglia.
Mención especial: Los visionadores de Néstor Frenkel, que es un mediometraje y por razones de forma la dejé afuera. Pero fue de mis grandes favoritas de este año.
¿Qué me dicen ustedes?
¡Feliz año nuevo, gente!