Crítica de Devoto, la invasión silenciosa

Cinco desconocidos despiertan en un recinto hermético y sombrío sin saber cómo llegaron allí. Con el paso de las horas descubrirán que han sido elegidos para detener una invasión planificada por un grupo de despiadados autómatas.

Devoto, la invasión silenciosa, pelicula, Diego Cremonesi

El cine de género, en sus diferentes variantes, prosigue con su avance a nivel nacional. Martín Basterretche (Punto ciego, Consejos para seguir bailando) en particular, continua con su exploración por una zona en la que se aúnan el fantástico, el terror y la acción en su versión más encarnizada -apoyándose claramente en el modelo que tiene como principal exponente al maestro John Carpenter-. Devoto, la invasión silenciosa funciona como ejemplo rotundo de esta búsqueda. La historia nos presenta a cinco extraños que se encuentran, sin saber por qué, en una locación desolada y aparentemente sin salida. Ellos son Pablo (Diego Cremonesi), Charly (Gastón Cocchiarale), Lucía (Irene Goldszer), Yukio (Jorge Takashima) y Gutiérrez (Alexia Moyano). Estos, además de aprender a anexar sus fuerzas para sobreponerse a los ataques de un ejército de androides asesinos -a quienes llaman «Los Bowies», por su parecido físico con el Duque Blanco-, deberán organizarse para rescatar a La Lancera (Denisse Van der Ploeg), una enigmática líder popular que encabeza la resistencia frente a la invasión.

Unos de los primeros aspectos a destacar de este segundo largometraje de ficción dirigido por Basterretche es el modo en el que son reutilizados ciertos íconos y arquetipos del género fantástico -particularmente de la ciencia ficción distópica-. Los despojos de la producción capitalista; la presencia de personajes no humanos que nos superan en fuerza y planean asediarnos, el valor del heroísmo y de la organización colectiva en pos de la subsistencia y la preservación de otras vidas son algunos de los paradigmas que se retoman. Asimismo, la película presenta un acertado empleo de determinadas herramientas formales. Las dos más notables son la iluminación y la espacialidad, puesto que ambas refuerzan la condición ruinosa y opresiva del contexto -incluso podríamos sostener que el espacio opera como un personaje más-.

Devoto, la invasión silenciosa, pelicula, Diego Cremonesi

A pesar de estas facetas logradas, por momentos los problemas de representación visual, como también los argumentales, se tornan evidentes. En cuanto a los escollos técnicos podemos mencionar principalmente a la implementación innecesaria -e incluso contraproducente- de los planos en picado, contrapicado y «holandés», y de la música como acentuación durante las secuencias de combate. Dichas imprecisiones no solo le juegan en contra al sentido de algunas escenas, sino que además atentan contra la composición pictórica y sonora. Dentro del lote de los inconvenientes narrativos se encuentra, en primer lugar, el manejo desproporcionado de los flashbacks -que pese a no ser un recurso inapropiado, sí se percibe un tanto improductivo-. Por otro lado, es notoria la falta de desarrollo de las motivaciones de los villanos y de las causas que llevan al reclutamiento de los protagonistas para formar parte de la resistencia -no tanto en términos explicativos, sino descriptivos-. Estas flaquezas en el relato se producen, sobre todo, por la sensación de continuación que se sugiere hacia el final del film -haciéndonos suponer que se nos brindará más información en una futura entrega-. Lamentablemente, está decisión provoca que la historia se sienta un tanto inconexa e inconsistente.

Si recapitulamos, podríamos sostener que Devoto, la invasión silenciosa es antes que nada una película desbalanceada. Por un lado, la intención de construir una ficción de tipo fantástica que aborde dilemas políticos y sociales es un punto que resulta óptimamente desarrollado. La convicción y el compromiso, tanto individual como colectivo, con la lucha por la supervivencia -que se opone a la cobarde «necesidad de adaptarse»-, la importancia de la unión grupal y de la superación de las diferencias en un escenario hostil, y el valor de las capacidades cuestionadoras, son algunas de las ideas que aparecen en escena. Al mismo tiempo, ciertas decisiones materiales y escenográficas funcionan a los fines que el film se propone -sobre todo en su pretensión de emparentarse con la estética de la clase B-. Sin embargo, también es cierto que varios pasajes narrativos no logran ser creíbles y que la incertidumbre en el desenlace deja una sensación de insuficiencia dramática. En definitiva, más allá de sus vaivenes argumentales y de sumarse a la larga lista de productos audiovisuales que reformulan los patrones de la imaginería «pop/ochentosa/hollywoodense», Devoto, la invasión silenciosa resulta una propuesta entretenida y sin contenido de sobra, que además aporta su grano de arena a la expansión del cine de género en nuestro país.

6 puntos

 

 

 

 

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