Roger Deakins (Blade Runner 2049, Sicario) va por un nuevo Oscar.
Si hablamos de la Segunda Guerra Mundial en el cine, probablemente lo primero que se les venga a la cabeza a muchos sean films como Roma, città aperta (Roberto Rossellini), Casablanca (Michael Curtiz), Schindler’s List y Saving Private Ryan (Steven Spielberg) o la reciente Dunkirk (Christopher Nolan), entre otros. Pero si pensamos en la Primera Guerra Mundial, nos encontraremos con largometrajes no tan recordados. Sam Mendes no solo busca que 1917 sea celebrada como la gran película sobre dicho conflicto bélico, sino que intentará llevarse todos los laureles en los rubros técnicos de los próximos Premios Oscar.
Cuando el director de fotografía Roger Deakins (Blade Runner 2049, Sicario) leyó el guion de 1917, se llevó la gran sorpresa de ver que la épica película sobre dos soldados británicos que tienen la tarea suicida de entregar un mensaje a través de tierra de nadie, fue pensada en una sola toma. Así como escasean los films sobre la Gran Guerra, las películas que fueron o emularon ser rodadas en una única toma, no son muchas. Dentro de esta reducida lista podemos destacar Rope (1948) de Alfred Hitchcock y Birdman (2014) de Alejandro G. Iñárritu.
Este recurso que tanto atrae la atención de críticos y cinéfilos no es tarea fácil de lograr, ya que requiere de un gran despliegue de técnicas y habilidades de rodaje cinematográfico y, obviamente, un presupuesto holgado. Pero, según manifestó Deakins a Variety, «la toma única no sirve para contar cualquier historia, pero es una gran manera de contar esta en particular».
Las películas de una sola toma, como también su hermano menor, el plano secuencia, son utilizados por directores para aumentar la tensión en el espectador y resaltar el carácter realista de determinadas escenas por no tener cortes, un recurso considerado antinatural para el ojo humano. El director Sam Mendes (Skyfall, American Beauty) comentó que estas largas tomas sin cortes son la mejor manera de hacerle sentir al espectador que la acción está ocurriendo en tiempo real. «Mi deseo es que la gente sienta que está ahí, dando cada respiro junto a los protagonistas, caminando junto a ellos, y la mejor manera de hacer esto es evitando un quiebre que le de una salida al espectador», concluyó el director.
Tanto Mendes como Deakins tenían en claro que no sería fácil plasmar una idea así y ambos coincidieron en que 1917 fue uno de los retos técnicos más desafiantes de su larga colaboración en el cine. Claramente, una película épica de tal magnitud no podría haber sido filmada en una sola toma real, por lo que varias de las tomas duraron entre 7 y 8 minutos y luego fueron unidas en el montaje. De igual manera, frente a la imposibilidad de realizar cortes dentro de estas tomas, cada coreografía, cada diálogo y cada movimiento de cámara tuvo que ser planificado y ejecutado a la perfección.
Cuando hablamos de grandes despliegues coreográficos, recursos técnicos y efectos prácticos de primera se nos viene a la mente Dunkerque (2017), lo último de Christopher Nolan. A pesar de que los hechos narrados son distintos, a ambas películas los une la obsesión de sus directores y equipos de producción por rodar las escenas de la manera más realista posible, evitando -casi prohibiendo- el uso de CGI, aprovechando los recursos naturales al máximo, exigiendo al equipo técnico y al elenco un esfuerzo extremo y explotando cada oportunidad como si fuera la única.
El origen de esta película proviene de las historias que le contaba su abuelo, Alfred H. Mendes, sobre sus experiencias entregando mensajes a través de las líneas enemigas en la Gran Guerra, anécdotas que ayudaron a que el director sienta una fuerte conexión con el conflicto bélico. Pero la inspiración respecto de cómo contar esta historia llegó por parte de sus hijos, cuando los vio con el videojuego Red Dead Redemption, un shooter en tercera persona que es narrado desde el punto de vista del protagonista. Ahí Mendes se dio cuenta que quería contar una historia tan hipnótica como esa, vista desde los ojos de los personajes, pero con emociones derivadas de la vida real.
El film, que cuenta en su elenco con actores de la talla de Benedict Cumberbatch, Colin Firth, Mark Strong y Richard Madden, tiene pactada su fecha de estreno en salas argentinas para marzo de 2020 y promete llevarse todas las miradas en los rubros técnicos de los premios de la academia.
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