Al hablar de populares duplas creativas de actor y director, pocas veces se reconoce que la de Mark Wahlberg y Peter Berg ha sido una de las más productivas y consistentes en los últimos años. Con más de cinco películas en su haber, su colaboración suele ser sinónimo de entretenimiento y un siempre presente patriotismo que se utilizó como impulso para la Trilogía de los Héroes, una sólida triada de entregas que demostraban que el mencionado tándem se puede poner serio cuando se lo propone, así como explosivo y ruidoso cuando las circunstancias lo necesitan. No obstante, Spenser Confidential -su primer proyecto para Netflix– viene para enseñar su lado más humorístico, aunque no de la manera más interesante.
Su nombre no trae tanto interés como el de Sherlock Holmes o Hércules Poirot, pero el detective privado y ex-boxeador Spenser ya lleva en la escena de las novelas de misterio estadounidenses desde inicios de los ’70, siempre resolviendo los crímenes más escandalosos de Boston. Spenser es entrometido, con un fuerte sentido de la justicia y es, quizás por lo anterior, un irremediable imán de problemas, algo que bien podría recordar a otros personajes de Wahlberg, cuya carrera le debe mucho a las películas policiales. No hay que olvidar que su Terry Hoitz en The Other Guys es tan memorable como su Dignam en The Departed, aún tratándose la primera de una fantástica comedia mientras que el otro es un modélico thriller de un feroz Martin Scorsese.
La película arranca con soltura: una escena en blanco y negro nos introduce a Spenser, quien termina cinco años en prisión tras atacar a su corrupto capitán de policía. Ahora, con un lustro perdido a sus espaldas y el sueño de convertirse en camionero, se debe encontrar con la realidad de que la vida de los demás jamás se detuvo. Su obsesiva antigua pareja -una efectiva Iliza Shlesinger– lo sigue buscando, y su antigua habitación ahora también está habitada por Hawk (Winston Duke), un brusco aspirante a boxeador que resulta ser el opuesto de Spenser. Pero como si fuese una inoportuna llamada del deber, todo se complica cuando varios miembros de la fuerza policial son asesinados, arrancando así una imparable -y francamente previsible- investigación en el corazón de Boston.
Tristemente, Spenser Confidential no encuentra a aquel Peter Berg que sabía crear intensas escenas climáticas, siempre rodadas con el esmero que los eventos merecían. En su lugar, la dirección opta por ser tan discreta como muchas otras producciones de Netflix, y no ayuda que su libreto escrito por ¡tres! guionistas, entre ellos Brian Henlgeland -que entre sus créditos tiene a Mystic River y L.A. Confidential-, se conforme con utilizar fuertemente los ya gastados moldes del género, ahora sumándole una carga de humor que, en manos de su talentoso elenco, termina mostrando que el film sería uno mucho mejor sin sus agresivos cambios de tono. Eso no significa necesariamente que sea aburrida -de hecho, su ritmo siempre mantiene el interés-, pero pierde casi toda su fuerza cuando todo lo que intenta hacer es la versión aún más previsible de algo que ya se ha visto.
Desafortunadamente, la gran N sigue demostrando la facilidad con la que impulsa cualquier proyecto, una apuesta que da resultado en atractivas obras de autor o, en lo que es la mayoría de los casos, una decepción con limitadas oportunidades en la taquilla global. Spenser Confidential es una de esas últimas, una película que si bien se puede ver con facilidad gracias a su dupla principal, sus discretos toques de humor y alguna vistosa escena de acción, pasa a ser una de las piezas más flojas en la larga colaboración de Berg y Wahlberg.
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